Volkswagen realizó un "restyling” a finales del pasado año en el Passat que, con más de cuatro décadas de historia y ocho generaciones, ha vendido más de 30 millones de unidades, siendo el segundo modelo de la marca alemana más vendido después del Golf.
El Passat con acabado R-Line, el más alto de gama, está disponible con dos motorizaciones gasolina, un 1.5 TSI de 150 CV y un 2.0 TSI de 190 CV, mientras que en diésel se ofrece un motor 2.0 TDI con 150 o 190 CV, pudiéndose montar con cambio manual de 6 velocidades o de 7 DSG y contar con tracción 4Motion.
Para nuestra prueba dispusimos de la versión berlina TDI de 150 CV con cambio DSG. Exteriormente destaca su nueva parrilla frontal, con el logo R-Line, y en sus extremos los faros Led IQ matriciales, estrenada en el Touareg. Mientras, en la zaga muestra su nuevo logotipo y luces led dinámicos, así como llantas de 18" "R". En su interior, esta versión cuenta entre otros con asientos deportivos, Digital Cocpit, Keyless Entry y pantalla de 9,2" para su sistema Discover Pro.
En la conducción destaca su confort de marcha y silencio dentro del habitáculo, transmitiendo en todo momento una sensación de aplome sobre la calzada, incluso en tramos muy virados y con mal firme. Otro de sus puntos fuertes es su eficiencia de consumo, así en un recorrido por autovía de 1.000 kilómetros a velocidad legal, realizó un consumo de 5,2 l/100 km.
Su precio es de 39.170 euros en manual y de 41.250 con DSG7.
