CRIMEN EN EL CHUO

Aniceto Rodríguez colabora con la justicia: 'Si dicen que a matei, será'

El investigado por el asesinato de su esposa reconoció la carta en la que escribió: "Isabel, cariño, non te podo ver así como estás" 

Mañana "muy provechosa" para el fiscal de violencia sobre la mujer en Ourense, Julián Pardinas. Pero también "satisfactoria" para la letrada que representa a la familia de Isabel Fuentes "tanto por las formas como por el contenido" de la declaración de Aniceto Rodríguez Caneiro (77 años), quien ayer declaró ante la jueza de Verín en calidad de investigado por un primer delito de tentativa de asesinato y el posterior crimen consumado de su esposa, Isabel Fuentes (66 años), cuando estaba ingresada en una habitación del Complexo Hospitalario Universitario (CHUO). 

Rodríguez Caneiro, quien llegó al juzgado de Verín en ambulancia debido a las secuelas que le dejó el ictus que sufrió tras asesinar a su mujer y autolesionarse, se mostró más colaborador. De hecho, las acusaciones, según reconocían, no se lo esperaban.

Las lagunas de memoria que exhibió tanto la primera vez que fue interrogado por una jueza -en el módulo carcelario hospitalario- como ante los forenses que evaluaron su imputabilidad en el proceso penal comenzó a rellenarlos de recuerdos. Imágenes procesadas y verbalizadas de forma lenta -balbucea- pero, al fin y al cabo, recuerdos. Aunque, según valora su abogado, "mezclados y distorsionados". 

Durante la hora que duró el interrogatorio ante la jueza de Instrucción 1 de Verín, Cristina María Fernández Viforcos, contestó a todas las cuestiones planteadas por la jueza, el fiscal y la acusación particular. El letrado de la defensa rehusó preguntar. Según dice, "las lagunas de memoria que exhibe son importantes".

El imputado en dos delitos castigados con penas que sobrepasan los 25 años de prisión recapituló, a través de las preguntas, lo sucedido en la madrugada del día dos de abril del pasado año. Isabel Fuentes fue brutalmente agredida en la cabeza con un martillo. El inculpado no entra en detalles concretos pero, según fuentes cercanas al caso, sí reconoce lo esencial, aunque de forma tangencial. Y a la pregunta de si fue él quien intentó acabar con la vida de su mujer en esa fecha -hasta ahora le echó la culpa a unos ladrones-, contestó: "Si o dicen, será".

También se retrotrajo a las seis  de la madrugada del 8 de mayo y la habitación 414 del CHUO. Su mujer se recuperaba satisfactoriamente del traumatismo craneoencefálico que le provocó la agresión. Ese mismo día estaba previsto que los médicos le retirasen la traqueotomía.  Aniceto Rodríguez, quien no se separaba de la cama de Isabel, echó mano de un cuchillo "profesional" -había sido carnicero- para acabar con su vida.

En el bolsillo del pantalón llevaba consigo una carta manuscrita que ayer le fue exhibida y que reconoció como propia. En ese documento, no reconoce que la agredió en la vivienda de Pazos -"Isabel, cariño,  déronche un golpe moi grande (...)"- pero sí todo lo que hizo horas antes: "Non te podo ver así como estás", expresando su deseo de que sean incinerados juntos. Asimismo, culpa de la situación a un vecino: "O Perreras tivo a culpa de todo por dicir á Guardia Civil todo o revés".

Aniceto Rodríguez declaró por primer vez ante la jueza instructora que denegó el 28 de abril de 2015 medidas de protección a la víctima, tal como pedía la Guardia Civil, al entender que no había indicios suficientes para atribuirle el suceso de Pazos.

Tanto a su llegada como a la salida, fue abucheado con gritos de  "asesino" y "criminal". A la puerta del juzgado se hallaban familiares y amigas de la víctima. Maribel López culpabilizó del trágico desenlace de su prima a un cúmulo de errores en los que incluyó a la propia Guardia Civil. "Si tenían sospechas de que había sido él quien la agredió en Pazos, tenían que haberlo detenido, ya que así hubiéramos estado en alerta", dijo. También tildó al investigado como "un gran teatrero que en el hospital sólo sabía que llorar".

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