Quince mujeres marroquíes tratan de salvar la barrera del idioma para lograr la integración

Aprendiendo español con permiso del marido

Las mujeres marroquíes en el patio de la escuela de Feces con sus hijos y las profesoras. (Foto: Marcos Atrio)
Quince mujeres de Marruecos reciben clases castellano en Verín, siete de ellas en Feces de Abaixo, localidad donde residen 46 marroquíes. El desconocimiento del idioma limita su integración. Para aprender, necesitan permiso de sus maridos.
El desconocimiento del idioma es una de las principales barreras para las integración de las mujeres marroquíes que residen en Verín. Por este motivo, la Oficina municipal de Atención al Inmigrante imparte un programa de clases de castellano en Verín (asisten seis mujeres) y en Feces de Abaixo (acuden siete), localidad en la que reside la mayor parte de la población marroquí del municipio.

Las mujeres deben obtener el permiso de sus maridos para asistir a las clases. ‘No resulta fácil, tuvimos que convencer a los hombres, pero ahora asisten casi todas’, dice la responsable de la citada oficina, Rosa Pinza.

Explica que la falta de dominio del castellano limita la vida cotidiana de las mujeres marroquíes, que tienen que recurrir a las señas cuando van a hacer la compra o a sus hijos pues ‘los niños van al colegio y aprenden muy rápido. Nosotras incluso, a veces, les pedimos que hagan de intérpretes en las clases cuando no entendemos lo que nos quieren decir’, añade Rosa Pinza.

Afirma que, además de la formación, que imparte con la pro fesora Elvira Hervella, también se dedican sesiones en explicar aspectos de la cultura española. ‘Tratamos de avanzar en la integración y la única manera es la formación. Tanto Elvira Hervella como yo estamos muy satisfechas pues también aprendemos de estas personas’, añade.

Las mujeres participantes en las clases se muestran temerosas. Las más avanzadas en el aprendizaje señalan que hablan árabe y que no entienden, pero que ‘estamos contentas de poder aprender, es importante. Casi todas procedemos de Casa Blanca’.

Una comunidad asentada en Feces

La mayor parte de la población marroquí en Verín se asienta en Feces de Abaixo, donde residen 46 personas de la citada nacionalidad (30 en la villa). La comunidad comenzó a formarse hace aproximadamente siete años cuando una familia que procedía de Xinzo decidió afincarse en la este pueblo fronterizo. ‘Llegaron primero los hombres y después trajeron a sus mujeres, una reagrupación familiar que se produce constantemente. De hecho, ahora hay niños y mujeres que llegaron hace días’, comenta Rosa Pinza, responsable de la Oficina municipal de Atención al Inmigrante.

Algunos vecinos marroquíes regentan bazares de Feces, pero la mayoría se dedica a la venta ambulante.

Los niños de Marruecos, pero también de otras nacionalidades como Brasil, Colombia y Ecuador, reciben clases de refuerzo escolar, otro programa de la oficina que, a diferencia de otros años, ahora funciona de forma permanente para brindar atención al colectivo inmigrante.

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