CRÓNICA

Chocolatina encontró un nuevo hogar en Madrid

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photo_camera Chocolatina, con su nueva familia.

Sonia Fernández y su hija Alicia recogieron el domingo a Chocolatina, para llevársela al que será seguro que su definitivo hogar, en el conocido barrio de Malasaña. Su historia ha tenido, sin duda, el mejor de los finales.

Nadie apostaba por la recuperación de Chocolativa en las primeras horas después de ser rescatada de una muerte segura el pasado 22 de septiembre en las inmediaciones de Verín por uno de los voluntarios de Pro Animales. Hasta la clínica Albeitar la trasladaron nada más localizarla. Ella había intentado huir pero sus nulas fuerzas se lo impidieron.

2015092411022933902Los primeros cuidados fueron de absoluta urgencia, debía nutrirse y debía hacerlo en tan poca cantidad porque su estómago -que como acabó por confirmase después por sus deposiciones llevaba mucho tiempo sin ingerir alimento y sólo paja- tenía que acostumbrarse al alimento. Apenas se tenía de pie en los primeros días. Padecía una indescriptible malnutrición y una importante infección en su útero que sólo podía tratarse mediante la suministración de antibióticos porque una intervención resultaría mortal en su estado tan cadavérico. 


La fotografía publicada por La Región provocó infinidad de muestras de apoyo a la malograda perra -hasta el momento de toparse con el paraíso de Pro Animales-, incontables adhesiones y notificaciones del interés por resultar adoptada, y una respuesta social que incluso llegó al consistorio local a comprometerse públicamente en la redacción y posterior aprobación de una ordenanza reguladora que corrija, en la medida de lo posible, los casos de maltrato animal. 


Hasta ahí, la historia más triste de Chocolatina, así bautizada por su característico color. Su otra y mejor vida comenzó el pasado domingo, sobre las diez de la noche, en la calle Marqués de Santana del barrio madrileño de Malasaña. Llegó allí de la mano de Sonia Fernández y su hija Alicia Frías. A la primera, nada más ver la horripilante imagen de Chocolatina en los huesos, se le "encogió el alma y me dije, nada, a esta perra hay que quererla". Tanto, que no dudó en hacérselo saber al colectivo de Pro Animales Verín. 
Aguardó hasta que Chocolatina estuviese en condiciones de poder trasladarse y, con "mucha pena", como así aseguró Tito Blanco, quien con su esposa María Xesús Blanco se encargaron de sus cuidados en el último mes y medio, Chocolatina emprendió viaje para encontrarse con sus nuevas dos compañeras caninas de piso, París y Fiona.


Su primera noche la pasó bien, asegura su nueva adoptante. "Se debió despertar de noche y la encontré por la mañana en el sofá del salón. Dio su primer paseo por la capital, aunque sólo conseguí que animara desde que le solté la cadena. Luego, ya me siguió hasta que entabló amistad con otro viandante de pantalón verde". Quizás, Cholatina, que por sus analíticas le refieren una edad de más de 12 años y con una ligera pérdida de visión, recordó los paseos de la clínica tras Tito Blanco, por el que acabó "sintiendo verdadera adoración", apunta uno de los miembros de Pro Animales. Tito y la asociación esperan ahora la primera postal de Chocolatina.

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