El jueves amanecía húmedo en Verín, pero la lluvia dio paso a un cielo despejado que presagiaba una noche de regreso. De regreso al Entroido. Desde primera hora de la mañana, los establecimientos hosteleros trabajaban para tener todo a punto. Camiones de aquí y allá llenando sus almacenes. Algún petardo y varias bombas de palenque. Y algún sorprendido que preguntó “¿Por qué hay tanto jaleo?”. También sombreros y conjuntos para la ocasión, sin olvidar a los alumnos de los institutos portando sus mejores galas. Aparcamientos llenos y una Praza Maior que calentaba motores con los vermús al sol.
Así comenzaba el Xoves de Compadres en Verín. El inicio del Entroido, una celebración “do pobo e para o pobo”, o por lo menos este año. Los nervios, el cosquilleo y el tarareo de canciones amenizaron la jornada diurna. Y cuando cayó el sol, Verín se inundó de música, alegría, brindis al aire y alguna lágrima de emoción. Las gabardinas y sombreros fueron los protagonistas. Esta noche los reyes son ellos, los compadres. ¿Y las mujeres? Portaban sus mejores atuendos, desde la típica gabardina a los disfraces más ingeniosos, sin olvidarse de la imprescindible sátira entroideira imitando a hombres con barriga cervecera.
A las 20,30 horas empezó a sonar la música de la mano de la charanga Támega, dentro de la programación del Concello de Verín, que debido a la situación se limitó a contratar un total de 45 actuaciones a lo largo del Entroido 2022. Desde el Concello, quienes lanzaron una pieza audiovisual a modo de concienciación de la vecindad, pidieron prudencia y “sentidiño”.
Las cenas
Al paso de “Licor do negro café” o “Carnaval, carnaval”, los compadres acompañaron a los músicos por las calles de Verín. También reinaron los abrazos. Y la mascarilla. Mientras unos bailaban en la calle, otros llenaban el estómago para continuar la noche con fuerza. Los restaurantes de Verín “volvieron a la vida”. Con reservas de hace semanas, los compadres llenaron los establecimientos para disfrutar de menús entroideiros. Los locales hosteleros próximos a la Praza Maior se llenaron y los propietarios aseguran que “isto era moi necesario, despois da mala racha que levamos parece que volvemos á actividade”.
Y tras la cena, mientras la charanga entonaba sus últimas piezas por las calles de Verín, altavoces a todo volumen llenaron la plaza de música y ambiente. Los menos madrugadores acabaron la primera toma de contacto de este “atípico” Entroido en los locales nocturnos. Una noche en la que quedaron muchas costumbres atrás, pero también que ganó otras nuevas. Como consideran muchos verineses, “é unha oportunidade para volver a recuperar o Entroido de antano, ese que se vivía na rúa, de día e no que o inxenio e a imaxinación dos veciños non tiñan fin”, señalan desde la organización.
Y es que ayer por la noche faltó la discomóvil que amenizaba la fiesta cada año en la Praza Maior con su dj proclamando “Grito dos homes!”, “Grito das mulleres!”, “Vivan os compadres e viva o Entroido de Verín!”. También faltó Manolo Cazoleiro con la lectura de bienvenida del Entroido dando paso a la quema del maragato. Quema que no faltó, pues con o sin organización se quemó. Como dice un entroideiro, “o Entroido é a organización desorganizada”. Eso sí, lo que se quemó fue un muñeco original ideado por vecinos de la villa, quienes también amenizaron la jornada con el sonido de los bombos.
El Xoves de Compadres fue, tras un año en pausa -eslogan del Concello en 2021- el retorno al Entroido y a la tradición. Una de las fechas más esperadas del año en la villa del Támega, la época de la “catarsis colectiva”, como proclamó el pregonero de 2020, Frei Chitín. Un jueves que dará paso al Domingo de Corredoiro, día en que los cigarrones estrenarán el traje y llenarán el municipio con el calor de las chocas resonando en cada rincón.
