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El Concello condecora a cinco miembros de Protección Civil

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photo_camera Ángeles Rivas, Manuela Ferreira, Belén Sánchez, Cándida Couñago, Demetrio Borrajo y Francisco José Martínez.

Reconoce así su labor a tres voluntarios con diez años de prestación y a dos con veinte años

Cinco de los miembros de la agrupación de Protección Civil de Verín vivieron en la mañana de ayer un emotivo momento, lejos de los operativos y de las intervenciones de emergencia a las que están acostumbrados. El alcalde de Verín, Gerardo Seoane, y la concejala de Seguridad, Cándida Couñago, le impusieron a cinco de los integrantes del colectivo la insignia de plata de la Agrupación, como reconocimiento público desde la institución municipal a los diez y veinte años de servicio de los condecorados. 

Manuela Ferreira González, Francisco José Martínez Ferreira y María Belén Sánchez Belinchón las recibieron tras cumplir diez años como voluntarios del colectivo verinense. 

La pareja, también en la vida mundana, formada por Demetrio Borrajo Padrón y María de lo s Ángeles Rivas García, fueron condecorados por sus más de veinte años de servicio. 

TODA UNA VIDA

Su historia real de las últimas dos décadas de estos dos voluntarios está íntimamente ligada a su experiencia en la agrupación verinense. Marian, como así se la conoce, explica que llegó a Protección Civil "porque Demetrio ya estaba colaborando con ellos". "Cuando nos conocimos, ya ejercía como voluntario", asegura, sin ocultar que no se ve fuera de la Agrupación.

“Aquel trágico accidente de As Estivadas me hizo voluntario"

Demetrio Borrajo lo tuvo muy claro también desde muy joven: "Lo que me llamó a hacerme voluntario fue aquel trágico accidente en las Estivadas, en el que perdieron la vida 38 personas". Se refiere al fatídico 3 de julio de 1987, y al malogrado autobús que acabó despeñándose a pocas curvas de llegar al valle de Monterrei. 
Este voluntario, que vivía en una localidad muy próxima al accidente -Villaza-, comprobó de primera mano lo necesario que resultaba tener las aptitudes necesarias para poder "intentar salvarle la vida a alguien". Borrrajo Padrón recuerda un incontable número de experiencias, algunas tan "dolorosas como ser incapaz de excarcelar a un accidentado de un furgón, que acabó viajando, ya cadáver, en la grúa, cuando los medios eran otros", apunta.

Y recuerda, no sin sorna, "el bastonazo" que le propinó un anciano un día que habían salido a apagar un incendio; "la gente a veces se pone muy nerviosa y creen que vas a un sitio y no a otro donde también hay fuego por algún motivo", explica. 

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