La Casa de Galicia en Madrid inauguró una exposición del artista Xosé Rivada, una obra reveladora con la que el autor ha pretendido provocar al público. Un total de diez piezas (esculto-pinturas) componen la muestra.
Un año entero le ha llevado a Xosé Rivada la preparación de esta exposición en Madrid, que permenecerá abierta en la Delegación de la Xunta de Galicia en la capital hasta el próximo 1 de febrero.
Un año entero le ha llevado a Xosé Rivada la preparación de esta exposición en Madrid, que permenecerá abierta en la Delegación de la Xunta de Galicia en la capital hasta el próximo 1 de febrero.
En ella, el artista plasma el mundo del mar y del fuego, como también explora el campo musical, tres distintos y diferen ciados motivos que siempre han interesado a este hijo, nieto y bisnieto de artesanos, que se siente más un creador que un artista y que trabaja tanto con el mármol como con el hierro o el bronce.
De si mismo afirma que lo que más le interesa es verle la cara a la gente cuando se queda sorprendida por lo que siente con sus obras. Y es que no niega que lo que busca es provocar.
Sin título alguno que defina la muestra, ya que como dice se trata de un abanico de cosas, Rivada insiste en su pasión por el agua; de hecho su cuna natal no es si no en la orilla de la Ribeira Sacra, aunque su crianza haya tenido lugar en Verín, donde también tocaba el agua del Támega.
El artista nacido en 1953 aprendió el oficio en taller paterno; viajero incansable, su obra está diversificada por Europa y América, donde ha vivido durante mucho tiempo. Su obra tiene carácter crítico social, que ha evolucionado de la abstracción hacia la figuración, combinando a la perfección la realidad y la abstracción.
De si mismo afirma que lo que más le interesa es verle la cara a la gente cuando se queda sorprendida por lo que siente con sus obras. Y es que no niega que lo que busca es provocar.
Sin título alguno que defina la muestra, ya que como dice se trata de un abanico de cosas, Rivada insiste en su pasión por el agua; de hecho su cuna natal no es si no en la orilla de la Ribeira Sacra, aunque su crianza haya tenido lugar en Verín, donde también tocaba el agua del Támega.
El artista nacido en 1953 aprendió el oficio en taller paterno; viajero incansable, su obra está diversificada por Europa y América, donde ha vivido durante mucho tiempo. Su obra tiene carácter crítico social, que ha evolucionado de la abstracción hacia la figuración, combinando a la perfección la realidad y la abstracción.
