El día grande de la celebración popular atrajo miles de personas en el desfile, que se prolongó por espacio de tres horas

Esquimales, piratas, moteros y la planta de Irixo desfilaron por Verín

Los cigarrones abriendo paso por la avenida Luis Espada. (Foto: José Paz)
Verín vivió ayer su día grande del Entroido con un desfile que llenó de público el casco urbano, sobre todo la avenida de Luis Espada, por la que discurrieron las carrozas y comparsas. Los cigarrones fueron los encargados de abrir paso y, látigo en mano, mantener el orden, desde el barrio de San Roque hasta la Alameda.
La fiesta ya comenzó a las ocho de la mañana con una ruidosa descarga de bombas de palenque y las charangas Támega, Xente Nova. Mekanica y DGT animando las calles. A las 12,30 horas, daba comienzo el desfile , encabezado por más de 300 cigarrones, muchos de ellos niños de entre cinco y ocho años. Tras ellos, apareció la reina del carnaval, Doña Elena, que desfiló acompañada de la Banda de Gaitas del Concello.

La avenida de Luis Espada estaba abarrotada de personas y, tras pasar la reina de la fiesta, aparecieron las distintas comparsas y carrozas, que prolongaron la fiesta hasta pasadas las tres de la tarde.
A los verinenses no les faltó imaginación y para hacerse notar recurrieron a la Policía inglesa, a los esquimales, al 'marisqueo' e incluso a la selva, paseando a una replica de King Kong.

El desfile cumplió con las expectativas, según los datos que maneja el Concello. En la comitiva hasta se pudieron ver dos carrozas muy similares parodiando al programa televisivo 'Granjero busca esposa'.

Por la avenida de Luis Espada desfilaron conejitas y mariposas, pero la que más aplausos cautivó fue la duquesa de Alba y su esposo, que recrearon su enlace. No podía faltar doña Cayetana, duquesa del castillo de Monterrei, aunque llegó a Verín con unos kilos de más.

Tras ella, se pasearon el duque de Palma, el juez Garzón e incluso un club de alterne ofreciendo descuentos de hasta un 50%, compradores de oro y una recreación de la futura incineradora de O Irixo.

COLAPSO DE TRÁFICO
La afluencia de personas colapsó los accesos al casco urbano, obligando a los conductores a buscar rutas alternativas por Pazos, Ábedes y Queizás para acceder a la autovía Rías Baixas.

La aglomeración causó preocupación en el cuartel de la Guardia Civil, que, ante la dificultad de patrullar en coche por las distintas calles, recurrió a un helicóptero. Los agentes estuvieron sobrevolando toda la jornada el casco urbano, teniendo como base el campo de fútbol de Pazos.

Te puede interesar