Crónica

Jaime Noguerol: "Lo clandestino me atrae”

photo_camera Verín rinde tributo al escritor, periodista y letrista musical Jaime Noguerol

En el 41 aniversario de “Extraños en el escaparate” la Biblioteca de Verín ha querido rendir un homenaje a un raiano entusiasta como Jaime Noguerol que en compañía de Antonino Nieto rememoraron anécdotas del Madrid compartido de la “Movida”. 

Arzádegos, años 50. Difícil imaginar a un niño con 7 años al llegar la noche, en la localidad verinense donde su abuelo tenía un comercio, esperando a que en las viviendas del cuartel de la Guardia Civil se encendieran las luces. Era la señal, así se certificaba que estaban recogidos. De inmediato, 11 jóvenes desde las traseras del comercio se lanzaban con sus mercancías al monte.  Aquel “vete a ver si hay luz en casa de los guardías” le acompañaría siempre a Jaime Noguerol (Verín, 1950), casi tanto como las historias del contrabando que él y todos los raianos reviven con un poso de nostalgia.

“Soy de una villa con un halo clandestino”  Lo oscuro y las historias del contrabando y la frontera le han llenado un imaginario muy poderoso y al límite, como impulsos en un eterno adolescente dispuesto a quebrar las direcctrices marcadas. El Verín de su infancia era vivo, y noctámbulo como él. “Todas las noches había 4 o 5 bares abiertos donde los camioneros del pescado se tomaban la última y otros se ”jugaban hasta la vida”. “Después, había que escribir la literatura y caminar por el mundo”; lo dice, como quien percibe como natural esa conexión entre la realidad y la ficción de la que se nutren los libros. 

El del Auditorio, es el primer acto presencial que organiza la Biblioteca de Verín, en homenaje a uno de sus admirados creadores, de hecho, el 40 aniversario del libro “Extraños en el escaparate” fue en plena pandemia, de ahí ese 40+1. Del Verín noctámbulo, raiano, vivo, al Madrid de finales de los 80, donde aún se vislumbraba la niebla y la represión y se aventuraba la Movida y los excesos. Ceesepe y García Alíx fueron los protagonistas de la portada y la contraportada del libro, un poemario vitalista que ya entonces denunciaba el mundo maquinal y frío que hoy nos moldea y acompaña. “Yo soy como las putas, cobro tras el servicio”, con García Alix el encontronazo fue como un choque de trenes, “le tuve que conseguir las 2.000 pesetas, porque sino el individuo era capaz de arremeter contra mí”, dice, al tiempo que voltea un poemario desgastado por el tiempo; otro resistente. El Madrid de los 80 era efervescente, luminoso, sin complejos. Allí, Noguerol se hace periodista, aunque no es la facultad sino la calle quien lo enciende. Lo arropan sus amigos de la Movida, “una generación entrañable, solidaria, visionaria y generosa”. Jóvenes como él con ganas y mucho arrojo. Para la puesta de largo de su poemario una sala mítica, El Sol, y músicos del momento, Aviador Dro, Glutamato Ye-ye. En la versión en disco, “Nueva pulsación”, colaboran Miguel Ríos y Jorge Pardo. Aquello era el principio, el músico granadino se enamoraría del poemario y hasta 5 canciones llevarían la firma de Noguerol en un disco homónimo. En el homenaje no faltaría un cálido recuerdo en vídeo.

“Me gustaría escribir como el contrabandista que esquiva a la Guardia Civil, zigzagueando”. Poesía, tertulias, música, excesos; también periodismo. En un momento del homenaje sostenido por otro poeta de importante caudal creativo, Antonino Nieto, al rememorar lugares, amistades y andanzas, Noguerol no evita el disimulo: “Hemos caminado mucho, y vivido muy intensamente. Es una sorpresa que esté vivo, soy un auténtico superviviente”. Y lo dice quien un día firmó una canción que se llama “Generación límite”.

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