Laza, el carnaval en estado puro

Un grupo de participantes embadurnados de harina. (Foto: José Paz)
Laza vivió ayer su gran día con el Luns Borralleiro, en el que los trapos embadurnados de barro -algunos dicen que también de otros ingredientes 'secretos', que sólo conocen los vecinos del lugar- y las hormigas se convierten en herramientas de la fiesta, formando parte indispensable de un rito ancestral, en el que el pueblo da la bienvenida a la cercana primavera, solicitando que las cosechas del nuevo año sean buenas.
Las ganas de fiesta ya se pusieronn de manifiesto desde primera hora de la mañana, con la celebración de la tradicional 'Farrapada', un juego en el que participan vecinos y visitantes y que consiste en lanzar trapos y telas cubiertas de barro húmedo a todo aquel que pase por la Praza da Picota.

Al concluir la celebración de esta 'guerra' de trapos, tuvo lugar la procesión de burros montados por parejas de jóvenes que recorren las calles de Laza y Souteliño cantando y bailando, en alusión a los caminantes que viajaban desde Galicia a Castilla y León con sus productos para la venta a través del valle de Laza, y que supone un aperitivo a las actividades de la tarde.

Casi sin solución de continuidad, ya por la tarde, cientos de vecinos disfrazados, fundamentalmente jóvenes, se congregaron en el centro de operaciones de este carnaval, la Praza da Picota, con el fin de recibir a los Peliqueiros -personaje típico del Entroido de Laza-.

Los peliqueiros, ataviados con su 'uniforme' tradicional, 'chocas' o cencerros y látigos, realizan sus tradicionales carreras por esta plaza repartiendo fustazos a aquel que se interpone en su camino.

Mientras los peliqueiros entran en acción, la comisión de fiestas se encargaba de salir al monte a recoger las hormigas de la zona, mezclándolas con tierra, vinagre y cenizas para enrabietarlas y que den todo el juego posible al ser repartidas entre vecinos y visitantes en la Praza da Picota.

BAJADA DE LA MORENA
Estos preparativos de los miembros de la organización tuvieron su punto culminante a última hora de la tarde con el lanzamiento de hormigas y sacos cargados de harina, agua y la bajada de la Morena (un vecino disfrazado de vaca), uno de los momentos más esperados del Entroido que congrega a cientos de turistas cada año, hasta casi triplicar la población habitual de en torno a 700 habitantes.n

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