El Concello ha diseñado dos rutas, una de 8 kilómetros y otra de 4, para visitar esas construcciones
La apuesta del Concello de Oímbra por la potenciación de unos de sus principales recursos del sector primario, el vino, es firme y decidida. Si en los últimos días un convenio firmado con la Axencia de Turismo de Galicia permitirá remodelar una vieja bodega en el primero de los centros de interpretación del vino de la comarca, ayer, su alcaldesa, Ana María Villarino, confirmó otro de los proyectos, en este caso, tecnológico, que implementará su gobierno en los diferentes lagares, más de una docena, con los que cuenta su municipio. En estos momentos, a falta de pequeños flecos que lo perfilen, se conoce que cada una de las estructuras construidas en sus montes contarán con una placa identificativa tanto de los usos, su datación, ubicación exacta y descripción de las labores que en esa pieza arqueológica se llevaban a cabo. Y, además, como novedad, figurará un código QR que mediante su escaneo facilitará al visitante -siempre provisto de móvil- todos los datos así como la referencia de los bienes patrimoniales de idénticas características más cercanos al que el turista visita en ese momento.
Así, y partiendo de la que será el futuro recinto de la cultura del vino -la bodega que se rehabilitará en As Barrocas, en la capitalidad-, el caminante podrá seguir la ruta de los lagares por el municipio e ir conociendo vía localización por satélite cuál es el próximo o el más cercano.
En la identificación y señalización se invertirán 58.705 euros, de los que Turismo aporta el 75 por ciento del total. Se diseñará una ruta circular de 8 kilómetros en su versión extendida, y otra de 4, entre Oímbra y O Rosal.
