La ruta del calzoncillo falso paraba en Verín

La ruta del calzoncillo falso tenía varias paradas pero, según la Guardia Civil de Ourense, un comercio-almacén de Verín era un punto obligado de la mercancía que llegaba desde Portugal. El destino final era el cliente de los mercadillos que adquiría el bóxer Calvin Klein a precio de ganga. La maniobra evasiva de una furgoneta en la N-532, que une la villa del Támega y Portugal, detectada en un control preventivo para el control de mercancías, destapó en julio de 2016 un total de 29 cajas que contenían casi 11.000 calzoncillos y 1.800 pares de calcetines con etiquetas de marcas con tirón en el mercado de la ropa interior. Los paquetes incluso tenían reflejado el precio de venta al público -29,99 euros-, el anagrama de la marca y el código de barras. En la tienda oficial, el paquete básico de tres unidades no baja de los 42,90 euros. Fueron detenidos los dos ocupantes, Joao Paulo A.F. y Geraldo Andre M.A., y poco después, a través del rastro, léase dirección, que dejó el alabarán del transporte, el supuesto destinatario de la mercancía, Juan S.A., administrador de la empresa Juncar S.L. En un registro realizado en un garaje de su propiedad aparecieron más calcetines y calzoncillos. Según las acusaciones, el industrial, ya investigado por el mismo delito en anteriores ocasiones, “importaba productos falsificados de Portugal y los vendía en España como mayorista”. Joao Paulo A.F., Geraldo André M.A. y Juan S.A., este miércoles en el juicio. Los tres se sentaron en el banquillo del Juzgado Penal 2 este miércoles acusados de un delito contra la propiedad industrial tanto por la Fiscalía como por parte de Calvin Klein y Nike, dos de las marcas damnificadas. El ministerio público reclama un año y medio de cárcel así como 18 meses multa, a razón de 12 euros al día, sin responsabilidad civil. Las acusaciones van hasta los dos años de cárcel y reclaman sustanciales indemnizaciones por el dinero que dejaron de percibir en hipotéticas ventas. El valor en el mercado de la mercancía incautada rondaba los 300.000 euros, según los cálculos de la Guardia Civil cuando realizó la intervención. Además, según los peritos, las falsificaciones tenían calidad y solo un ojo experto podría detectar el engaño. La representante de Calvin Klein aclaró que las etiquetas interiores de los calzoncillos y la cinturilla, que no se ajusta a la utilizada por la marca, revelaban el fraude. Ahora bien, recordó que “el consumidor no hila tan fino”. Pero ninguno de los encausados admite el delito. Los ocupantes de la furgoneta apenas dan explicaciones y el empresario verinense, que también tiene negocios de textil en Santander, niega que fuese el receptor de los productos ocupados en el control de Tráfico. La factura iba a nombre de Juan Salgado Alves y, según recordó su abogada, el segundo apellido no es el suyo. La defensa recordó que hubo registros en la tienda minorista que regenta en Verín así como en un almacén destinado a la venta al por mayor y no apareció mercancía ilícita. En la estantería de un garaje anexo había prendas falsas pero, según aseguró, pertenecían al pasado. “Hubo un tiempo en que trabajó con marcas, que Juan tan siquiera se acordaba que estuvieran allí, porque en su día vendía para mercadillos. Por su parte, la abogada de los transportistas reclamó la absolución y en caso de condena “una mínima pena”.