Hacer real lo irreal y cumplir el sueño de su abuelo, ese es el objetivo de Álex Henao Lamas que, con tan solo 23 años – a las puertas de los 24 como él bien indica- ha decidido emprender “a lo grande”.
Reformar un antiguo restaurante familiar, al que una dura enfermedad truncó su futuro, para transformarlo en una gran finca de eventos. A eso ha dedicado su tiempo durante los diez últimos meses este joven natural de San Cristóbal de Monterrei.
José Benito Lamas, el fundador
José Benito Lamas, así se llamaba el abuelo de Álex que, durante toda su vida, trabajó para levantar el Gran Monterrei. Un cáncer terminal llegó a su vida justo en el momento de la apertura. “Foi a obra que levou a cabo toda a súa vida, traballou moi duro para levantalo e cando enfermou a familia abriuno por darse o gusto de velo uns meses en funcionamento”, explica Álex. Una apertura que duró apenas seis meses, desde agosto de 2012 a enero de 2013, cuando falleció José Benito.
Nadie podía imaginarse que su nieto sería el encargado de “honrar su trabajo” más de diez años después. “Sempre estiven moi ligado ós meus avós, xa que por situacións familiares crieime xunto a eles”, declara. “Animeime a levar a cabo este proxecto porque el non puido gozalo”, explica, y se emociona cuando recuerda lo feliz e ilusionada que estaba su abuela, Pilar Colmenero, el pasado 13 de octubre, durante la inauguración.
Finca Dona Branca
Finca Dona Branca, situada en el vial que une Pazos con Albarellos, abría sus puertas hace apenas unas semanas. Una nueva oferta para la celebración de eventos -bodas, bautizos y comuniones- en la comarca del Támega. Su nombre hace referencia al vino que producían las tierras donde se asienta. “Antes de construir este edificio isto era un viñedo completo”, explica este joven emprendedor. “Vimos axeitado chamarlle así porque queremos darlle visibilidade á Denominación de Orixe de Monterrei”.
El camino no ha sido fácil y confiesa que incluso alguno de sus allegados llegó a pensar “que estaba loco”. Sin embargo, Álex ha puesto ya en funcionamiento un complejo de casi 6.000 metros cuadrados compuesto por 2.000 metros de jardín aprovechable, 2.000 metros de aparcamiento y un edificio de cuatro plantas. En él se disponen un total de 28 habitaciones y 2 comedores con capacidad para 106 y 150 personas.
Un proyecto ambicioso pero real. “É un reto bastante grande o que teño ó fronte pero vou poñer todo o meu empeño. Foron 10 meses de moito traballo, nos que me encontrei só en numerosas ocasións. Aínda que os meus coñecidos e achegados me animaban, críano case imposible”, explica Álex. Y es que este restaurante inacabado llevaba 10 años en estado de abandono. “Dábame conta que a xente me animaba pero case intentaban que retornara, que gardara os cartos e non me metera nisto porque era moi complexo. En moitas ocasións tiña que manter o ánimo eu só”, añade.
El se ha encargado de hacer muchos de los trabajos de albañilería o jardinería, dedicando todo su tiempo a hacer realidad este sueño compartido de dos generaciones. “Foi un proceso moi sufrido, pero a recompensa é moi grande. Estou encantado. Agora só queda que a xente deposite a confianza en nós e podamos facer algo bonito deste proxecto. Dende logo, a ilusión non a perdo”, manifiesta.
Interés
“Pregúntame moita xente como un rapaz tan novo se mete a facer isto” y la respuesta de este joven emprendedor es siempre la misma: la ilusión. Álex trabajó durante 6 años en las hostelería -desde los 16 a los 22 años- y estuvo inmerso en la organización de eventos, empapándose para poder afrontar la dirección de Finca Dona Branca. “Durante os últimos tres anos pensei moito neste local, pero non tiña posibilidade económica para afrontar o proxecto. Agora que mellorei a miña situación, decidín arriscarme”.
Más de 200 personas se acercaron hasta el lugar durante la inauguración, en la que estuvo acompañado de sus amigos, familiares, pareja y de su madre, Pilar Lamas, quien lo acompaña además como socia de este proyecto.
Invitación
Álex anima a todos esos jóvenes con ideas a emprenderlas. “Teño compañeiros e familiares que tamén queren emprender pero hai un punto de inflexión no momento de facelo: a indecisión e o medo. Ese é o primeiro nivel que hai que superar. O mellor a idea é brillante pero non a levas a cabo porque te paras a pensar e non avanzas. Logo pasan os meses ou incluso anos e aparecen outros factores externos que che impiden executalo. Animaría a toda esa xente a que elaboren un bo plan de viabilidade e o leven a cabo”, explica. “Iso é o que fai falta, xente nova e emprendedora”, añade.
Él ha decidido retornar desde Ourense, lugar donde ha pasado sus últimos años, para emprender “en casa”, en el lugar donde ha nacido y hacer realidad este sueño junto a sus amigos y familiares. Una locura que se ha convertido ya en una realidad palpable. Aunque queda mucho trabajo por delante, el empeño, la ilusión y la tenacidad de este joven de Monterrei convertirán a Finca Dona Branca en un referente en la comarca.
