En lo alto de las montañas de Laza se encuentra la aldea de Toro, un pequeño lugar donde el número de habitantes ronda la treintena. Unidos han logrado que la ilusión se instale en sus calles durante el periodo navideño. Y es que, como la mayor parte de los territorios del rural ourensano, la despoblación es un lastre que se acentúa durante el periodo invernal.
En este contexto surge “O Fiadeiro da Nosa Aldea”, una asociación cuyo objetivo es dinamizar y dar visibilidad a este pequeño lugar donde prima la unión de sus nativos.
Un pino navideño, tejido a mano, desde diversas partes del mundo, ha sido su última iniciativa. Cuatro metros de altura que simbolizan la unión, el trabajo en equipo o el sentimiento de pertenencia de sus paisanos. Así lo explica Beni Rodríguez, presidenta y artífice de gran parte de las iniciativas de este “Fiadeiro”.
Desde Bruselas, Andorra, Ponferrada, Cataluña o el País Vasco llegan las pequeñas piezas que conforman ese símbolo navideño. Mujeres ligadas a Toro han sido las encargadas de tejer los diferentes “cuadraditos” durante meses. “Cada unha dende a súa casa elaborou diferentes pezas. No verán decidimos xuntarnos na nosa aldea, en Toro, e coselas. Uníndoas creamos o pino que agora loce no Nadal”, explica Beni. Sin embargo esta no es la única figura que han elaborado. Un cuidadoso Belén, una “castañeira” o varios adornos de madera hacen que esta aldea de Laza luzca elegante durante la Navidad. “É moi bonito porque todo o mundo colabora e entre todos pode facerse un nadal distinto sen tantísimo desembolso de cartos”, explica la presidenta.
“O Fiadeiro da Nosa Aldea” lleva desde el año 2017 en marcha. “Somos unha aldea pequeniña, situada no alto dun monte, e a raíz destas cousas a xente anímase máis a vir”. Desde la entidad llevan a cabo diversas iniciativas que les permiten hacer de su lugar natal, un lugar mejor. Una revista anual, obras de teatro o la celebración de fechas destacadas, son un ejemplo de ello. Todas ellas tienen algo en común: la ilusión. Una ilusión que se trasmite de generación en generación, y es que, como explica Beni, “tres ou incluso catro xeracións xúntanse para realizar as actividades”.
Toro vio nacer el antiguo ferrocarril, por sus montañas pasaban miles de viajeros que ponían rumbo a La Meseta desde Galicia, y viceversa. Aunque los tiempos han cambiado y su historia actual poco tiene que ver con la de hace más de medio siglo, sus habitantes y todos los que de algún modo están ligados a este lugar del sureste ourensano luchan y seguirán luchando por continuar escribiendo una historia ligada a la unión.
