crónica

La "trabe" femenina de Cualedro

mulleres rurais cualedro
photo_camera Parte de las socias en uno de los primeros cursos de cocina celebrados por la agrupación.
Antiguamente, las casas se sostenían en una "trabe" o viga de madera. En Cualedro ha nacido una asociación que lleva ese nombre y que pretende ser ese punto de unión y sostén de un pueblo que perdió la cercanía de antes

El cliché de "en los pueblos no hay nada que hacer" removió las conciencias de Astriz Atanes y Ángeles Palomares, presidenta y vicepresidenta de la recién creada Asociación de Mulleres As Trabes de Cualedro. Ambas, después de toda una vida en la ciudad, decidieron apostar por sus raíces y regresar a este concello de manera definitiva. 

Las dos amigas, al no ver opciones de ocio ni entretenimiento, se armaron de papel y bolígrafo y recorrieron todas las casas del municipio entonando la mismmulleres rurais cualedroa pregunta: "¿que vos parecería se fixéramos unha asociación de mulleres?. La respuesta fue rotunda y la agrupación tiene, cuatro meses después, más de 70 socias. 

"A trabe ten un significado moi galego. É o pao gordo no que se suxeita un tellado. As casas de antes estaban montadas así", explica Astriz. "Sempre se dixo que a muller era a trabe da casa. Nunha familia, cando morre o pai, pois a muller tira para adiante pero, se falece a nai, todo se desmorona", añade. Tanto Astriz como Ángeles cuentan que veían Cualedro "moi diseccionado. Moita xente marchou, perdeuse o contacto e a cercanía". Por este motivo, decidieron que las mujeres se convirtieran en las "trabes" del pueblo. 

"Cualedro non é un lugar no que as mulleres se xunten nos bares. Hai moitas señoras viúvas que están soas e que non teñen con quen falar ou quen lles marque un número de teléfono. Nós pretendemos xuntar a todas as xeneracións", dice la presidenta. 

El Concello de Cualedro cedió a la agrupación uno de los inmuebles vacíos del antiguo colegio, que fue renovado recientemente para albergar la casa nido. Abanca le regaló muebles de la antigua sucursal y el Colegio Vicente Risco algunas de las mesas y sillas que ya no utilizan los escolares. "Nadie nos puso pega ninguna y todo el mundo colaboró mucho con nosotras", reconoce Ángeles. "La cocina fue generosidad de Toño, un policía que viene todos los años a Cualedro y que quiere mucho al pueblo", añade. Hasta el momento se han celebrado varios cursos de manualidades y de cocina, y el objetivo es realizar todo tipo de actividades deportivas y festivas. "Queremos que esto sexa un punto de reunión, de feito, o noso obxectivo é mantelo aberto todas as tardes", asegura Astriz. "Tamén queremos recuperar as tradicións do Cualedro de sempre, pero temos que investigar", añade.

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