Vecinos y visitantes rindieron culto a un ritual ancestral

El hecho de que, tradicionalmente, el Lunes Borralleiro de Laza se celebre 'entre fusco e lusco' -en ese momento en que la luz del día da paso al anochecer- ayudó a que la de ayer fuera una de las ediciones con más cantidad de participantes de los últimos años, hasta el punto de tener a rebosar la Praza da Picota, epicentro de la celebración.
La expectación era máxima cuando la Morena descendió desde Cimadevila, seguida de los ayudantes, cargados con sacos de plástico de cuyo interior repartían los manojos de hormigas enrabietadas y de la máquina encargada de repartir montones de harina entre los allí congregados.

Entre las notas destacadas, el aluvión de medios informativos -no sólo gallegos, también nacionales- que se acercaron a Laza para recoger las mejores imágenes de uno de los carnavales más ancestrales de toda la península.
La expectación mereció la pena. La Morena no defraudó.

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