Bush pide en Pekín libertad de expresión y religiosa horas antes del inicio de los Juegos Olímpicos

El presidente Bush y su esposa, Laura, durante una reunión con líderes chinos.
El presidente de Estados Unidos, George Bush, proclamó la necesidad de libertad de expresión y religiosa en Pekín, en el mismo día en que la capital china inaugura unos Juegos Olímpicos a los que él asistirá. En un discurso pronunciado en la inauguración de la nueva Embajada de EE.UU. en Pekín, el mandatario señaló que Pekín y Washington han de seguir dialogando, y que 'todo el mundo debe tener libertad de decir lo que piensa y rezar lo que elija'.
'Las sociedades en las que se permite la libertad de expresión de ideas tienden a ser las más prósperas y pacíficas', añadió Bush, en clara alusión al Gobierno chino, criticado por grupos pro derechos humanos debido a la persecución a disidentes y el férreo control estatal de las religiones.

Bush se mostró en su discurso, no obstante, menos crítico que este miércoles en Bangkok (Tailandia), donde manifestó su 'profunda preocupación' por la situación de los derechos humanos en China.

En su lugar, el presidente estadounidense señaló hoy en su primera actividad oficial en Pekín que China y EEUU 'han construido una fuerte relación', y elogió al país asiático por 'haber abierto su economía y liberado el espíritu emprendedor de su pueblo'.

'América continuará apoyando a China en su camino hacia una economía libre', destacó en su discurso, en el que recordó la cooperación de Washington y Pekín en asuntos como la desnuclearización de Corea del Norte o la investigación sanitaria.

Bush llegó este jueves por la noche a Pekín para asistir hoy a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, acto al que asisten líderes de 80 países de todo el mundo.

El mandatario destacó en su discurso en la embajada que su asistencia -criticada por algunos grupos pro derechos humanos- 'es un honor, y que estaba deseando poder ver a los atletas.

Bush asistirá el domingo al esperado partido de baloncesto entre China y Estados Unidos, uno de los que más expectación ha creado entre los aficionados chinos.

En la inauguración de la Embajada en Pekín también estuvieron presentes el ex secretario de Estado Henry Kissinger, decisivo en el restablecimiento de relaciones entre China y EEUU en los años 70, y el ex presidente George H.W. Bush, padre del actual mandatario estadounidense.

Bush padre, que en los años 70 fue representante de EEUU en Pekín antes de la apertura de embajadas, recordó con nostalgia los cambios que la ciudad china ha experimentado desde aquella época, y dijo medio en broma lo mucho que intentó, sin demasiado éxito, aprender el idioma mandarín con su esposa Bárbara.

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