Perdió el 60% de su población desde los 50 y tiene una deuda de 18.500 millones de dólares

La crisis arrastra a la ciudad de Detroit a la bancarrota

El gobernador del estado de Michigan, Rick Snyder y el administrador de Detroit, Kevyn Orr.  (Foto: RENA LAVERTY)
La ciudad de Detroit declaró ayer la mayor bancarrota municipal de la historia estadounidense tras ser incapaz de mantener una década de deuda creciente y población menguante en medio de la profunda crisis industrial que atraviesa.
Kevin Orr, nombrado por el estado de Michigan como el gestor externo de la ciudad, fue el encargado de solicitar la protección por quiebra bajo el capítulo 9 de la ley de bancarrotas de Estados Unidos. Ahora la Justicia debe decidir si acepta la petición de suspensión de pagos y reestructuración de la deuda por valor de 18.500 millones de dólares (14.000 millones de euros), aunque desde junio varios bancos acordaron con Orr una quita de hasta el 75%.

'El presidente y los miembros del equipo del presidente continúan observando de cerca la situación en Detroit', dijo ayer la portavoz Amy Brundage. 'Mientras que los líderes de la planta en Michigan y los acreedores de la ciudad entienden que deben encontrar una solución al problema financiero de Detroit, nos mantenemos comprometidos a continuar nuestra fuerte asociación con Detroit, ya que trabaja para recuperar, revitalizar y conservar su estatus como una de las grandes ciudades de Estados Unidos', dijo Brundage.

La petición de bancarrota desencadenaría la caída de contrataciones y gastos municipales al mínimo necesario, lo que causó críticas y peticiones para que la que fuera una de las capitales más boyantes del mundo venda muestras de su antiguo esplendor, como sus colecciones de arte o edificios.

La capital del motor lleva en caída libre desde los noventa y, tras nefastas gestiones de alcaldes, a lo que se sumó la crisis financiera de 2008, terminó por condenarse a la suspensión de pagos a una ciudad que fue el símbolo del poder industrial estadounidense.

La ciudad perdió un 60% de su población desde los años cincuenta, hasta en entorno de los 700.000 habitantes, mientras que solo entre 2000 y 2010 experimentó un salida de un cuarto de sus habitantes, con partes convertidas en barrios fantasmas. Además de la caída de contribuyentes y de ingresos, el desempleo, la salida de negocios y empresas provocó que las arcas de la ciudad no puedan ingresar lo suficiente para mantener sus compromisos y los gastos de servicios públicos.

La bancarrota de la ciudad de Detroit puede ser la ocasión para 'terminar con sesenta años de decadencia', dijo el gobernador del estado de Michigan, Rick Snyder, quien advirtió, no obstante, de que es difícil que los acreedores lleguen a cobrar. 'Desde 2000 la ciudad ha perdido el 28% de su población y el 38% de su presupuesto se gasta pagando obligaciones del pasado como las pensiones', expuso a su vez el administrador especial de la ciudad, Kevyn Orr. Ambos comparecieron para explicar la declaración de bancarrota, la más importante de una municipalidad en la historia estadounidense, que fue recomendada por Orr y autorizada por Snyder.

Tras la declaración de bancarrota se abre un período de treinta a noventa días durante el cual un juez federal determinará si la ciudad puede ampararse en el Capítulo 9, Sección 11 del Código de Estados Unidos.

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