Michelle Obama abrió la cita en la que su marido será designado oficialmente candidato a la reelección

Los demócratas inauguran su convención más previsible

Un grupo de niños reza la plegeria de la lealtad en la inauguración de la convención demócrata. (Foto: TANNEN MAURY)
La convención demócrata arrancó ayer en EEUU con la promesa de ser 'la más abierta y accesible de la historia', un mensaje que esconde la necesidad de reinventar un espectáculo que cuesta muchos millones y depara pocas sorpresas. Más de 35.000 visitantes, entre ellos 15.000 periodistas de todo el mundo, y unos 16.000 voluntarios se desplazaron a Charlotte (Carolina del Norte) para un descomunal ritual cuyo principal titular se conoce desde hace meses: el presidente de EEUU, Barack Obama, aceptará la nominación demócrata para la reelección.
La presidenta del Comité Nacional Demócrata, Debbie Wasserman Schultz, dio por inaugurada la convencións para dar paso a una jornada en la estaba prevista la intervención de medio centenar de oradores.

La primera dama de EEUU, Michelle Obama, y el alcalde de San Antonio (Texas), el hispano Julián Castro, fueron los encargados de abrir ayer con sus discursos la convención. La esposa de Obama lo hacía con la intención de ofrecer 'una perspectiva personal sobre el liderazgo del presidente y su determinación en tiempos de desafíos para el país. Nadie conoce mejor que ella al presidente, tanto en lo personal como en lo político y esa es una baza que en las convenciones de los partidos en Estados Unidos, tanto demócratas como republicanos, siempre se juega.

Después de la primera dama era el turno de Castro, que hizo historia al convertirse en el primer hispano que pronunció el discurso principal en la noche inaugural de la convención demócrata. Castro, hijo de una defensora de los derechos de los inmigrantes de origen mexicano, procedente de un hogar humilde, encarna el ejemplo del sueño americano y fue bautizado ya como el 'Obama latino'.

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