Un Egipto dividido vuelve a medir sus fuerzas en multitudinarias protestas

Partidarios y detractores del golpe militar que depuso el pasado día 3 al presidente islamista egipcio Mohamed Mursi volvieron a medirayer sus fuerzas con multitudinarias manifestaciones en El Cairo que plasman la división del país. Los islamistas trataron de intensificar su exigencia de que Mursi regrese al poder acudiendo en masa a distintos puntos de la ciudad, como la plaza Rabea Adauiya o la sede de la Guardia Republicana (la unidad militar de escolta y protección del presidente de Egipto) donde creen que puede hallarse retenido.
Pero los defensores del golpe, convocados por el movimiento 'Tamarrud' (Rebelión, en árabe), respondieron abarrotando la famosa plaza Tahrir en defensa del nuevo presidente interino, Adli Mansur, cuya dimisión pidió ayer el grupo salafista Gama Islamiya, aliado de Mursi. El cisma social egipcio se ha cobrado 35 vidas en cinco días y hace temer un deterioro de la situación. Dentro de este pulso de protestas, que son pacíficas durante el día y a veces se tornan sangrientas tras la caída del sol, la llamada Alianza Nacional en Defensa de la Legitimidad Electoral, integrada por los Hermanos Musulmanes y otros grupos islamistas, mostró su fuerza con concentraciones multitudinarias, una de ellas en la plaza Al Nahda, frente a la Universidad Árabe.

La inestabilidad se filtra también a la escena política. El país se acostó el pasado sábado con la noticia de que contaba ya con un nuevo primer ministro, el Premio Nobel Mohamed El Baradei, cuyo nombramiento había anunciado la agencia estatal, Mena, y se despertó sin él, aparentemente por el rechazo de los miembros del partido salafista a la decisión.

Y continúa la persecución legal de los Hermanos Musulmanes, con la detención ayer de dos de sus dirigentes del brazo político, Esam el Arian y Mohamed el Beltagui, por la acusación de instigar a matar manifestantes.

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