'Los españoles éramos los tontos del barco' o 'no teníamos a nadie que nos coordinara'.
Son algunas de las quejas de algunos de los pasajeros del Costa Concordia que permanecieron en el crucero mientras naufragaba tras recibir por megafonía la única instrucción en español: 'Refugiense en el camarote y esperen. Varios de esos pasajeros residentes en España, que se agruparon para emprender acciones legales contra la compañía, relataron ayer en barcelona su desesperación ante una evacuación del crucero que consideran caótica y en la que acabaron separados de sus familiares, sin saber la suerte que éstos habían corrido, en algunos casos, hasta varias horas después.
Los pasajeros creen que se vieron atrapados en esa desesperada situación por un principal error: hacer caso de las órdenes de megafonía en español que les instaban a permanecer en el barco, ya que, aseguran, las instrucciones para la evacuación nunca se difundieron en castellano, aunque sí en otras lenguas. 'Fuimos los tontos del barco, porque creímos en las instrucciones de megafonía y esperamos en el comedor', relató aún con lágrimas en los ojos Salvador Montserrat, que viajaba con su esposa y asegura que vio como ingleses y franceses tenían a alguien que les guiaba, mientras a los españoles 'no los coordinaba nadie'.
LANCHAS OXIDADAS
'Como todo el mundo sabe algo de francés, seguimos a los franceses hacia los botes salvavidas', unas barcas que, según coinciden los demandantes, estaban oxidadas, no se abrían y tenían los tornillos atascados por múltiples capas de pintura. La mayoría de los pasajeros perdieron el contacto con sus familiares y no se encontraron hasta horas más tarde. En el caso de Víctor Galán, por ejemplo, que lo hizo en el aeropuerto de Roma cuando se disponían a regresar a España. A los turistas del Costa Concordia les aterra recordar el desalojo que siguió a los 'siete pitidos fatídicos', señal marítima para avisar de la necesidad de una evacuación urgente.
Los pasajeros creen que se vieron atrapados en esa desesperada situación por un principal error: hacer caso de las órdenes de megafonía en español que les instaban a permanecer en el barco, ya que, aseguran, las instrucciones para la evacuación nunca se difundieron en castellano, aunque sí en otras lenguas. 'Fuimos los tontos del barco, porque creímos en las instrucciones de megafonía y esperamos en el comedor', relató aún con lágrimas en los ojos Salvador Montserrat, que viajaba con su esposa y asegura que vio como ingleses y franceses tenían a alguien que les guiaba, mientras a los españoles 'no los coordinaba nadie'.
LANCHAS OXIDADAS
'Como todo el mundo sabe algo de francés, seguimos a los franceses hacia los botes salvavidas', unas barcas que, según coinciden los demandantes, estaban oxidadas, no se abrían y tenían los tornillos atascados por múltiples capas de pintura. La mayoría de los pasajeros perdieron el contacto con sus familiares y no se encontraron hasta horas más tarde. En el caso de Víctor Galán, por ejemplo, que lo hizo en el aeropuerto de Roma cuando se disponían a regresar a España. A los turistas del Costa Concordia les aterra recordar el desalojo que siguió a los 'siete pitidos fatídicos', señal marítima para avisar de la necesidad de una evacuación urgente.
