Exiliados libios celebran en Egipto la inminente caída del régimen de Gadafi

Decenas de exiliados libios y simpatizantes de la causa de los rebeldes contra el coronel Muamar el Gadafi se concentraron hoy ante la embajada de Libia en El Cairo para celebrar la inminente caída del régimen.

Al grito de 'Vete, vete', los manifestantes exigieron al embajador libio en Egipto que dimita y ponga su cargo a manos del Consejo Nacional de Transición, el órgano que aglutina a los opositores a Gadafi.

Un grupo sensiblemente menor al que ya se concentró anoche para celebrar la toma de Trípoli por parte de los opositores al régimen acudió esta mañana a la Embajada libia para reclamar que la bandera rebelde sustituya a la verde, que simboliza el régimen de Gadafi y que todavía ondea en el asta de la sede diplomática.

Los participantes en la protesta iban vestidos con los colores verde, negro y rojo, los de la antigua bandera monárquica que los rebeldes libios adoptaron como propia al inicio de las primeras protestas contra Gadafi.

El ingeniero libio Jamal Saleh explicó a Efe que desde hace dos meses se encuentra exiliado y sin empleo en El Cairo, adonde llegó desde Túnez, y aseguró: 'Este es el momento de alegría que hemos estado esperando durante los últimos 42 años'.

'Los libios hemos sido esclavizados mental y físicamente durante décadas, no teníamos ni una chispa de esperanza, vinimos literalmente de la oscuridad total, pero estamos saliendo adelante', afirmó Saleh.

Mientras varios ciudadanos egipcios se acercaban al grupo de libios para darles la mano y felicitarles por el inminente triunfo de la oposición, los exiliados recordaban las excentricidades del coronel.

'No era un tirano como el resto de dictadores de los países árabes, era un lunático', aseguró el estudiante de económicas Munir Beit al Maal, que recordó que Gadafi 'solía ordenar el ahorcamiento de gente y retransmitirlo por la televisión nacional'.

Al Maal rememoró cómo en los partidos de fútbol nacional, los locutores nunca pronunciaban el nombre de los jugadores, sino que les llamaban por el número de su camiseta porque Gadafi 'no quería que nadie fuera más famoso que él', afirmó.

'Era como una mala película, de esas que nunca acaban', sentenció Al Maal, que huyó de Trípoli y en los últimos meses ha estado viviendo en Bengasi, donde los rebeldes tienen su base de operaciones.

Los manifestantes huían del calor sofocante del verano egipcio refugiándose en la sombra de los árboles y algunos incluso optaron por meterse en un gran coche blanco con matrícula libia para refrescarse con el aire acondicionado.

Entre los que permanecieron en la calle, las conversaciones giraban en torno al futuro de Libia y el estudiante de matemáticas Mohamed Beit al Maal, que huyó de su país con un primo, se mostró esperanzado respecto a la transición que deberá afrontar el país.

'Tenemos más libertad que nunca, pero ¿qué vamos a hacer?', preguntó Maal, que agregó que se siente optimista pero reconoció que 'las cosas podrían ir mal, el pueblo libio sale de una situación muy dura'.

Al Maal, que volverá a Libia la próxima semana, aseguró que el principal reto al que deberá enfrentarse la sociedad libia tras la caída de Gadafi será 'educar a la gente y enseñar a nuestros niños todo lo que hemos pasado'.

Te puede interesar