El FBI desvela que un ex agente de la CIA y su hijo hacían de espías para Rusia

Un ex agente de la CIA y su hijo, de 24 años, serán acusados de conspiración y de blanqueo de dinero por trabajar para Rusia, informó el FBI.
El ex agente del Agencia Central de Información (CIA) Harold James Nicholson, de 58 años, y su hijo Nathaniel, de 24, han sido acusados de dos cargos de conspiración, uno por actuar como agentes de un gobierno extranjero y otros cuatro por blanqueo de capitales.

Harold J. Nicholson, que se encuentra desde 1997 en la Institución Federal Correccional (FCI) de Sheridan, en el estado Oregon, cumpliendo una condena de 23 años por conspirar para cometer espionaje, decidió seguir actuando a través de su hijo Nathaniel.

La acusación alega que Nathaniel recibió dinero de Rusia en compensación por los servicios que prestó su padre en el pasado y por continuar intercambiando información.

Según la fiscalía, Nicholson arregló desde la cárcel las citas entre su hijo y la inteligencia rusa.

Nathaniel fue varias veces a la cárcel a visitar a su padre y, entre 2006 y 2008, viajó a varios lugares para reunirse con representantes de la Federación Rusa, como San Francisco, California, Mexico City, México, Lima, Perú, y Chipre, donde recogió el dinero y recibió instrucciones adicionales.

El FBI explicó en un comunicado que Nicholson se puso en contacto con los agentes rusos para reclamar lo que él consideraba su ‘pensión’ por los servicios prestados en los años noventa.

Además disponía de más información que no había podido darles entonces y que temía que pudiera quedar ‘caducada’, por lo que no dudó en ponerse en contacto con su hijo por carta y a través de los limitados recursos que tenía en prisión para continuar con la operación.

Así, instruyó a su hijo sobre cómo recoger dinero de los rusos de forma encubierta, la manera de evitar su detección por las fuerzas del orden, y cómo evitar declarar el dinero que traía desde el extranjero.

Una vez que Nathaniel recogió el dinero en sus múltiples viajes volvió a Oregón para distribuirlo entre sus familiares, bajo la dirección de su padre.

Ahora ambos se arriesgan a afrontar penas de entre 15 y 20 años de cárcel.

Este caso recuerda al que hace más de dos décadas, protagonizaron en 1985 John y Michael Walker, también padre e hijo, acusados de seis cargos de espionaje por actuar para los servicios secretos de la entonces Unión Soviética.

Te puede interesar