El martes decía que se iba, o, al menos, que estaba 'dispuesto' a irse. Ayer, el mensaje es del todo opuesto: se queda. La 'intransigencia' de Laurent Gbagbo, mandatario saliente de Costa de Marfil, lo mantiene atrincherado en el complejo residencial que convirtió en búnker del mandatario. Mientras, el Tribunal Penal Internacional (TPI) recopila información sobre los acontecimientos, preocupado por las 'atrocidades' que relatan los testigos.
Las conversaciones han fracasado. Juppé culpa a la 'intransigencia' del dirigente marfileño. Ahoua Don Mello, portavoz del 'atrincherado', explicó a Reuters que el presidente no firmó los papeles que la ONU y Francia pusieron sobre la mesa 'porque no tienen base legal y jurídica'.
A pesar de que no hay trato, el dirigente sigue queriendo decretar un alto al fuego e iniciar conversaciones directas con su sucesor, Alassane Ouattara. 'Francia y la ONU quieren que se vaya antes, pero eso no es posible', dijo el representante, que también recordó que la solución a la crisis debe ser 'política' y no 'militar'.
El bando contrario aclaró este miércoles que no quiere matar a Gbagbo. El presidente legítimo dio instrucciones de capturar 'vivo' al que fuera su rival en las urnas, con el objetivo de que responda de los crímenes cometidos ante un tribunal. Sus partidarios irrumpieron ese mismo día contra el complejo residencial en el que permanece el 'atrincherado'. No obstante, el operativo tuvo que cesar. El bando de Ouattara no dio explicaciones, pero el de Gbagbo informó de que había repelido la ofensiva. Reuters lo confirmó más tarde con el testimonio de fuentes militares de Occidente.
'Hasta donde sé, intentaron asaltar la residencia de Gbagbo', pero la ofensiva 'ha fracasado', dijo uno de los militares. En apariencia, las Fuerzas Republicanas de Costa de Marfil (FRCI), partidarias de Ouattara, no pudieron romper la resistencia de sus rivales Fuerzas de Defensa y Seguridad (FDS). Aún disponen de 'armamento pesado'.
A pesar de que no hay trato, el dirigente sigue queriendo decretar un alto al fuego e iniciar conversaciones directas con su sucesor, Alassane Ouattara. 'Francia y la ONU quieren que se vaya antes, pero eso no es posible', dijo el representante, que también recordó que la solución a la crisis debe ser 'política' y no 'militar'.
El bando contrario aclaró este miércoles que no quiere matar a Gbagbo. El presidente legítimo dio instrucciones de capturar 'vivo' al que fuera su rival en las urnas, con el objetivo de que responda de los crímenes cometidos ante un tribunal. Sus partidarios irrumpieron ese mismo día contra el complejo residencial en el que permanece el 'atrincherado'. No obstante, el operativo tuvo que cesar. El bando de Ouattara no dio explicaciones, pero el de Gbagbo informó de que había repelido la ofensiva. Reuters lo confirmó más tarde con el testimonio de fuentes militares de Occidente.
'Hasta donde sé, intentaron asaltar la residencia de Gbagbo', pero la ofensiva 'ha fracasado', dijo uno de los militares. En apariencia, las Fuerzas Republicanas de Costa de Marfil (FRCI), partidarias de Ouattara, no pudieron romper la resistencia de sus rivales Fuerzas de Defensa y Seguridad (FDS). Aún disponen de 'armamento pesado'.
