A falta de dos días, liberales y laboristas deben convencer a un elevado porcentaje de votantes

Holanda vive la recta final de unos comicios muy igualados

Samsom, Van Buma, Wilders y Rutte participaron en un programa infantil. (Foto: ROBIN ULTRECHT)
La recta final de la campaña a las elecciones del próximo 12 de septiembre en Holanda se presenta como un mano a mano entre liberales y laboristas, que tendrán que convencer a un elevado porcentaje de votantes indecisos de que sus propuestas son la mejor alternativa para salir de la crisis.
Los laboristas liderados por Diederik Samsom continúan con su avance meteórico e imparable, hasta el punto de que el sondeo más reciente de la empresa demoscópica Synovate los coloca a la par con los liberales, atribuyéndoles a ambos 35 escaños.

Los liberales han sacado su artillería pesada para frenar el contraataque laborista: 'el PvdA es un peligro para Holanda porque con ellos habrá menos trabajo, menos carreteras y más listas de espera', se apresuró a decir el primer ministro en funciones y candidato liberal Mark Rutte al saberse lo ajustado de los pronósticos. 'Yo pensaba que la estrategia de esta campaña era explicar nuestras propuestas y no atacar el programa de los otros', contestó Samsom.

Emiler Roemer, el líder de los socialistas radicales (SP) cuyo euroescepticismo está haciendo mella en el sector insatisfecho del electorado, pidió votos en la capital holandesa, Amsterdam, tradicionalmente de izquierdas.

En una campaña en la que los temas económicos y la crisis europea de la deuda han desplazado claramente la relevancia de la inmigración, el líder antimusulmán Geert Wilders, que está perdiendo influencia respecto a los comicios anteriores, se desplazó a Tilburg, a sabiendas de que el sur de Holanda es la cuna de su electorado.


FRAGMENTACIÓN POLÍTICA

Independientemente de quien gane las elecciones de entre los doce partidos que concurren, la fragmentación política dificultará la formación de coaliciones, necesitándose tres o cuatro partidos para conseguir la mayoría de 76 escaños necesaria en un Parlamento de 150 representantes.

Expertos políticos coinciden en que, aunque lo nieguen en la campaña, los laboristas y los liberales están destinados a entenderse después del 12 de septiembre, ya que posibles coaliciones solamente de derechas o de izquierdas no alcanzarían una mayoría. 'A diferencia de las pasadas elecciones, hay una alta probabilidad de que los laboristas formen una coalición con el VVD', indicó a Efe el catedrático de Política de la Universidad de Leiden, Ruud Andeweg.

El socialista Roemer y el democristiano Sybrand Buma opinaron al respecto que Rutte y Samsom ya esbozan entre bastidores un consenso inicial entre sus programas, aunque necesitarían de uno o dos partidos más para gobernar en mayoría. El papel de los liberales de derechas , será crucial para la formación de gobierno, pudiéndose repetir así la 'coalición púrpura' que gobernó entre los años 1994 y 2002.


FLEXIBLES

De asociarse, los liberales y los laboristas tendrán que mostrarse muy flexibles para llegar a compromisos. Uno de los puntos difíciles de conciliar es cómo aplicar los recortes presupuestarios, especialmente en el terreno de la sanidad a la que los laboristas quieren desprivatizar parcialmente. Los laboristas quieren además modificar el sistema de deducción fiscal a las hipotecas sobre viviendas, que según los analistas políticos es la causa de que los hogares holandeses sean en la actualidad los más endeudados de toda Europa.

Los liberales, que con 31 asientos ganaron las pasadas elecciones en el país por solamente un escaño respecto a los laboristas, formaron en el año 2010 una coalición de minoría con los democristianos (24 escaños), apoyados desde el Parlamento por el antimusulmán Geert Wilders, que había logrado 20 diputados.

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