Una de las delegadas en el actual XVIII Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), que elige a los futuros líderes del país, se ha hecho famosa en las redes sociales chinas por sus lágrimas en una de las reuniones del cónclave, aunque éstas sobre todo han motivado la burla de los internautas chinos.
Aunque las autoridades filtran estos días comentarios negativos sobre el Congreso en las redes sociales, las críticas contra algunos detalles aparentemente triviales de éste -como la ya famosa 'camarada llorona'- han podido burlar a los censores, demostrando que muchos chinos no comparten el entusiasmo de los delegados.
La polémica ha girado en torno a Ju Xiaolin, representante de la remota región de Ningxia (en el desértico noroeste chino), quien rompió en sollozos el sábado, mientras leía un poema de elogio al presidente y secretario general del Partido, Hu Jintao, en una de las comisiones de debate, contó hoy la agencia oficial Xinhua.
Desde entonces, Ju se ha convertido en uno de los delegados -hay 2.268 en total- que más ha dado que hablar en los fotos de internet, aunque quizá no todos los comentarios han sido de su agrado, pues muchos la acusan de falta de seriedad y de ingenuidad.
'¡Sé racional! ¿Cómo puede alguien montar ese espectáculo en el Congreso del PCCh?', señalaba uno de los comentaristas de la noticia en la popular red de microblogs Weibo, la alternativa china a Twitter.
Ju es además uno de los 26 delegados que representan a los inmigrantes rurales (250 millones de personas que han emigrado para trabajar en las ciudades), en la primera vez en que este importante colectivo tiene representación apreciable en el Congreso, por lo que algunos la acusan de dar mala imagen de estos trabajadores.
'Da la impresión de que los delegados 'de base' en el Congreso no tienen otro papel que el de aplaudir, llorar y cantar alabanzas', se quejaba Wang Lida, otro internauta de Weibo.
Ju no es la única camarada que ha llorado estos días en las largas sesiones del XVIII Congreso: Li Jian, otro delegado de Ningxia, aseguró que rompió en llanto hasta cinco veces durante el discurso inaugural de Hu (pese a que para muchos chinos la alocución, que duró 100 minutos, fue algo aburrida).
Otro delegado, Guo Mingyi, dijo que sus ojos 'estuvieron húmedos desde el principio al final del informe' (de Hu Jintao), que le hizo 'sentirse honrado de ser un miembro del Partido y ciudadano chino'.
Aunque las redes sociales filtran estos días con frecuencia los comentarios negativos sobre el Congreso, se comprueba por muchos comentaristas que son numerosos los que no comparten las emociones de los delegados.
Algunos incluso aseguran que ellos lloraron 'por vivir en el mismo país que esos delegados', según recoge hoy la web Offbeat China, que analiza la opinión de los internautas chinos.
Pese a la solemnidad del Congreso, algunas informaciones sobre éste recogen aspectos anecdóticos del decisivo cónclave, como las que contaron el número de rondas de aplausos que Hu recibió en el discurso inaugural (38) y lo compararon con las cifras de plenarios anteriores.
Según los seguidores de esta singular 'competición', el saliente secretario general del PCCh dobló con creces las 16 rondas conseguidas por Jiang Zemin en el XVI Congreso de 2002, pero no consiguió esta vez batir su propio récord, las 40 rondas de aplausos que recibió en la decimoséptima edición del cónclave, en 2007.
La polémica ha girado en torno a Ju Xiaolin, representante de la remota región de Ningxia (en el desértico noroeste chino), quien rompió en sollozos el sábado, mientras leía un poema de elogio al presidente y secretario general del Partido, Hu Jintao, en una de las comisiones de debate, contó hoy la agencia oficial Xinhua.
Desde entonces, Ju se ha convertido en uno de los delegados -hay 2.268 en total- que más ha dado que hablar en los fotos de internet, aunque quizá no todos los comentarios han sido de su agrado, pues muchos la acusan de falta de seriedad y de ingenuidad.
'¡Sé racional! ¿Cómo puede alguien montar ese espectáculo en el Congreso del PCCh?', señalaba uno de los comentaristas de la noticia en la popular red de microblogs Weibo, la alternativa china a Twitter.
Ju es además uno de los 26 delegados que representan a los inmigrantes rurales (250 millones de personas que han emigrado para trabajar en las ciudades), en la primera vez en que este importante colectivo tiene representación apreciable en el Congreso, por lo que algunos la acusan de dar mala imagen de estos trabajadores.
'Da la impresión de que los delegados 'de base' en el Congreso no tienen otro papel que el de aplaudir, llorar y cantar alabanzas', se quejaba Wang Lida, otro internauta de Weibo.
Ju no es la única camarada que ha llorado estos días en las largas sesiones del XVIII Congreso: Li Jian, otro delegado de Ningxia, aseguró que rompió en llanto hasta cinco veces durante el discurso inaugural de Hu (pese a que para muchos chinos la alocución, que duró 100 minutos, fue algo aburrida).
Otro delegado, Guo Mingyi, dijo que sus ojos 'estuvieron húmedos desde el principio al final del informe' (de Hu Jintao), que le hizo 'sentirse honrado de ser un miembro del Partido y ciudadano chino'.
Aunque las redes sociales filtran estos días con frecuencia los comentarios negativos sobre el Congreso, se comprueba por muchos comentaristas que son numerosos los que no comparten las emociones de los delegados.
Algunos incluso aseguran que ellos lloraron 'por vivir en el mismo país que esos delegados', según recoge hoy la web Offbeat China, que analiza la opinión de los internautas chinos.
Pese a la solemnidad del Congreso, algunas informaciones sobre éste recogen aspectos anecdóticos del decisivo cónclave, como las que contaron el número de rondas de aplausos que Hu recibió en el discurso inaugural (38) y lo compararon con las cifras de plenarios anteriores.
Según los seguidores de esta singular 'competición', el saliente secretario general del PCCh dobló con creces las 16 rondas conseguidas por Jiang Zemin en el XVI Congreso de 2002, pero no consiguió esta vez batir su propio récord, las 40 rondas de aplausos que recibió en la decimoséptima edición del cónclave, en 2007.
