El segundo día del juicio, 'Paoletto' sólo se confesó culpable de traicionar la confianza de Benedicto XVI

El mayordomo papal denuncia maltrato y presiones vaticanas

El exmayordomo papal, Paolo Gabriele (derecha), en la primera sesión del jucicio en el Vaticano. (Foto: OBSERVATORE ROMANO)
L El exmayordomo del papa, Paolo Gabriele, se declaró ayer 'inocente' de la acusación de robo de documentos reservados del Pontífice durante la segunda audiencia del juicio que se sigue contra él, en la que denunció que fue recluido 20 días en una celda que no cumplía los mínimos requisitos. Gabriele, conocido como 'Paoletto', sí se consideró 'culpable de haber traicionado la confianza puesta en él' por Benedicto XVI, 'que le quería como un hijo'.
El presidente del Tribunal que le juzga, Giuseppe della Torre, pidió al Promotor de Justicia (Fiscal) del Vaticano, Nicola Piccardi, que abra una investigación, después de que 'Paoletto', tras una pregunta de su abogada, Cristiana Arrú, afirmara que fue recluido en una celda que no cumplía las condiciones necesarias, hasta el punto de no poder estirar los brazos. También aseguró que sufrió presiones psicológicas, ya que -narró- durante la primera noche se le impidió usar la almohada y que durante 20 días tuvo encendida la luz las 24 horas.

Tras conocer la denuncia, la Gendarmería Vaticana aseguró en un comunicado que esa celda cumple las medidas 'estándar' y que el propio Gabriele solicitó que se le dejara la luz encendida, al argumentar que así se sentía acompañado, informando además que estuvo en esa celda -en el Vaticano no hay cárcel- porque estaban reformando otra más grande, a la que fue trasladado una vez acabadas las obras. La Gendarmería anunció una denuncia


INTERROGATORIO

La audiencia duró tres horas y en la misma fue interrogado el secretario de Benedicto XVI, Georg Gänswein, quien dijo que nunca sospechó del mayordomo hasta ver publicado el 19 de mayo en el libro-escándalo del italiano Gianlugi Nuazzi 'Sua Santita' documentos que nunca habían salido de su despacho. También lo fueron Cristina Cernetti, una de las laicas que cuidan el apartamento papal, y los gendarmes Gianluca Gauzzi Brocoletti, Giuseppe Pesce y Costanzo Alessandrini, que registraron el domicilio de Gabriele.

En el registro encontraron miles de documentos procedentes del despacho de Gänswein, así como el cheque por valor de 100.000 euros de la Universidad Católica de Murcia y una pepita de oro, que Gabriele dijo no saber como habían llegado a su casa.

Aseguró además que desde hacía tiempo recogía documentos del despacho de Gänswein y los fotocopiaba, pero que su intención en un principio no era filtrarlos para que se publicaran en un libro. Manifestó que la situación de 'desconcierto' que veía en el Vaticano fue la que le llevó a reunir documentos. 'No era tan iluso como para no saber que pagaría las consecuencias, pero no me considero el único que ha pasado documentos a la prensa', dijo al fiscal. Insistió en que no recibió dinero por filtrar los documentos y que no tuvo cómplices, aunque reconoció que habló de la situación con el cardenal Paolo Sardi y una secretaria del papa.

Te puede interesar