El país asiático pone fin a 238 años de monarquía con la esperanza de poner fin a una guerra que se ha cobrado 13.000 vidas

Miles de nepalíes reciben con alborozo callejero la proclamación de la república

Cientos de nepalíes celebran el fin de la monarquía.
'Vamos a celebrar la llegada de la República'. Esta consigna, una de tantas que se podían escuchar hoy por las calles de la capital de Nepal, representa el sentir popular ante la inminencia de la abolición de la monarquía, 238 años después de su imposición.
Muchos nepalíes confían en que este paso adelante suponga el fin del proceso de paz iniciado tras una década de guerra con los rebeldes maoístas en la que perecieron unas 13.000 personas. El Rey quiere seguir viviendo en Nepal, pero no podrá ser en palacio, porque se va a convertir en un museo.

La asamblea especial elegida en abril celebró hoy su primer Pleno, con el cambio de régimen como punto a tratar. Más de 10.000 maoístas, ahora integrados en el partido con mayor representación, salieron a las calles de Kathmandú para corear 'abajo la monarquía', bandera en ristre y puño en alto. A ellos se sumaron otros miles de ciudadanos provenientes de varios puntos del país, vigilados en todo momento por una cuantiosa presencia policial, especialmente atentos para que no se produjesen nuevas explosiones como las registradas en los últimos días. Unos 1.500 efectivos, según informaciones de la BBC, vigilaban las inmediaciones del lugar donde la clase política debatía.

Los partidos han llegado a un acuerdo para declarar a Nepal un país independiente, indivisible, secular, incluyente, federal y democrático. Con estas premisas concluyen más de dos siglos de reinados absolutistas y las divisiones internas que llevaron al país a una guerra durante una década. Y es que pese a que existen algunos grupos pro monarquía, su representatividad es considerablemente inferior a las principales formaciones políticas y la antigua guerrilla maoísta. 'Esta es la victoria del pueblo', explicó Kamal Dahal, antiguo guerrillero. 'Con la declaración de hoy, hemos alcanzado todo por lo que hemos luchado', añadió.

Así, se pasa un nuevo capítulo en la democratización del país tras las elecciones generales celebradas el 10 de abril. En ellas, el Partido Comunista de tendencia maoísta obtuvo el 30,5% de los votos, seguido por la agrupación Congreso Nepalí con el 22.8% y el Partido Comunista Unificado, con el 21.6%.

EL FUTURO DEL REY

Poco se conoce del futuro del rey Gyanendra, salvo su deseo de permanecer en Nepal. Se esperaba su salida de Palacio poco después de la votación, si bien tiene 15 días de plazo para abandonar unas instalaciones que posteriormente se convertirán en un museo. El martes, el monarca inició reuniones con sus principales consejeros para estudiar sus posibles opciones de futuro. No obstante, previsiblemente el rey emitirá un mensaje a la nación para defender algunas de sus cuestionadas acciones pasadas, como la disolución del Parlamento y la asunción de todos los poderes en 2005, para argumentar que no tenía malas intenciones cuando dio el golpe de estado ese mismo año.

Ahora, un presidente con las competencias aún por delimitar ocupara el lugar dejado por Gyanendra. La ONU ya ha advertido al país que aún queda mucho camino por andar y muchos derechos por hacer respetar, aunque lo cierto es que en vista del sentir general cualquier cambio, a juicio de los propios nepalíes, siempre será a mejor. El taxista Niranjan Shrestha, de 36 años, declaró a este respecto que el monarca 'no ha hecho nada para la población, salvo amasar dinero para sí mismo y su familia'.

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