Los talibanes abrirán una oficina en Doha, la capital de Catar, e iniciarán negociaciones directas de paz con el Gobierno de Afganistán en las que Estados Unidos 'tendrá un papel destacado', según anunciaron ayer altos cargos estadounidenses. El presidente afgano, Hamid Karzai, había informado sólo unas horas antes del inicio del traspaso definitivo de la seguridad a las fuerzas locales en medio de una nueva demostración de fuerza talibán con un ataque en Kabul que costó la vida a tres civiles.
La participación en el diálogo de Doha de los talibanes y otros grupos insurgentes está condicionada a que esas organizaciones 'rompan definitivamente sus vínculos con Al Qaeda, pongan fin a la violencia y respeten la Constitución de Afganistán, incluidos los derechos de las mujeres y las minorías', según precisaron los funcionarios estadounidenses.
