Asuntos globales

El neofascismo llega al poder en Italia

Giorgia Meloni, vencedora en las elecciones en Italia. (FERRARI)
photo_camera Giorgia Meloni, vencedora en las elecciones en Italia. (FERRARI)

Todo salió según pronosticaban todas las encuestas. El partido postfascista, Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni, ganó de una manera rotunda y clara las elecciones generales en Italia con el 26% de los votos. La alianza de las derechas articulada por una alianza de tres partidos: La Liga de Matteo Salvini, Forza Italia de Berlusconi y por supuesto la vencedora Fratelli d´Italia de Giogia Meloni tienen serias y profundas divergencias entre ellos lo que no facilitará la formación de un gobierno cohesionado y coherente, a pesar de que entre los tres hayan obtenido un 46% de los votos emitidos y la mayoría absoluta en las dos cámaras, la de los diputados y la del Senado. El paisaje político, social y económico está ensombrecido por una crisis dramática. Los precios de los combustibles están por las nubes y provocan una inflación en vertiginosa escalada. Aquí salta la curva de un interrogante ¿quién es Giorgia Meloni, el personaje de moda, en estos días postelectorales? Es una mujer, nacida en Roma, hace 45 años y que desde los 15 se convirtió en una incansable activista en los fangos del neofascismo, primero se afilió en las juventudes del Movimiento Social Italiano de Giorgio Almirante, un partido que se declaraba heredero del fascismo de Mussollini y lo era de modo apasionado. La Meloni derrochaba entusiasmo como fervorosa militante. De ahí peregrinó por los movimientos juveniles de la derecha y de la extrema derecha. En el IV gobierno de Silvio Berlusconi fue ministra de la juventud. 

En la noche electoral, cuando apareció entre sonrisas y gestos de triunfo, al empezar a hablar su tono era más conciliador, lejos de su histerismo retórico habitual, sus palabras fueron más comedidas al afirmar que gobernaría para todos los italianos. Recordó que a la vista de los resultados reclamaría un gobierno dirigido por “Fratelli d´Italia” la presente legislatura. Huyó del tono violento y agresivo que había utilizado durante toda la campaña, llamó a la unidad de todos los italianos y convocó a los militantes de su partido a luchar por esa unidad. En tono calculadamente oscuro aludió a los turbulentos orígenes de su partido heredero del complejo histórico de los fascismos de la postguerra. En un tono casi fúnebre exclamó: “Dedico esta victoria a todas las personas que ya no están entre nosotros y que estarían felices viviendo esta noche”.

Aunque es la primera vez que desempeña el papel protagonista de la escena política nacional; sin embargo, Giorgia Melloni tiene una larga experiencia en los pasillos del Parlamento donde lleva 16 años ininterrumpidos.  Conoce los problemas que la aguardan, a pesar de que Hermanos de Italia suma la cuarta parte de los diputados de las cámaras, el poder no la caerá del cielo por la ley de la gravedad. A partir de ahora comienzan los ritos para su llegada al poder y tendrá que demostrar su elástica habilidad. Dentro de unos días se constituirán las dos cámaras, después el presidente Matarella comenzará la ronda de consultas con los líderes de los diferentes partidos para saber las preferencias de cada uno y a la vista de lo que oiga elegirá a quien encarga la formación del gobierno. No cabe duda de que dada la mayoría absoluta con la que cuenta la alianza de las tres derechas; el elegido, en este caso, la elegida será Giorgia Meloni, dado lo deslumbrante de su éxito. Estoy siguiendo con particular atención los comentarios y opiniones de los medios italianos y me sorprende la apatía con que están analizando el proceso postelectoral y el hundimiento del centro izquierda. Los italianos son los europeos más escépticos frente a su clare políticos y en la presente crisis, más que nunca. Eso explica la altísima abstención en estas elecciones, un 36% no acudió a las urnas. Si los abstencionistas constituyeran un partido, sería el vencedor absoluto de las últimas elecciones. 

En Italia domina una política líquida, casi gaseosa por sus permanentes bandazos. El poder es fugaz y escurridizo. Pasan de la nada al infinito y del infinito a la nada. Desde la posguerra los gobiernos duran muy poco, una media, de año y dos meses. Los que pierden hoy, se consuelan pensando que volverán a ganar un cercano mañana y al revés. Durante largos años el paisaje político italiano lo dominó la Democracia Cristiana, pero dentro de ella la lealtad era frágil y los gobiernos caían con mucha frecuencia y por eso vemos a los Fanfani, a los Andreotti y a los Prodi presidir presidieron varios gobiernos en una misma legislatura.  El partido “Hermanos de Italia” es una clara demostración de lo que acabo de escribir. Fue fundado en 2012 por Giorgia Meloni y dos compañeros de la ultraderecha; cuatro años más tarde, en unas elecciones primarias, la señora Meloni fue izada a la cúpula del partido. En las ultimas elecciones de 2018 obtuvieron solo el 4% de los sufragios y ahora el 26%. Un gran salto con pértiga en solo cuatro años.

Parece que durante estos día la señora Meloni está dedicada a consolidar la alianza de los tres partidos que la apoyan, aunque la diferencia de  votos entre ellos es muy grande, el desafío no está siendo fácil dadas las profundas contradicciones que hay entre los tres. En la campaña electoral, un desdibujado Silvio Berlusconi (86 años), repetía constantemente que su partido era democrático y liberal, dos señas de identidad que frenarían los excesos radicales de sus aliados. 

El posible entendimiento de Giorgia Meloni con Matteo Salvini es mucho más complejo que el que puede tener con Berlusconi. El partido salió profundamente dividido por los escuálidos resultados obtenidos, Solo consiguió el 9% de los votos, una caída vertical si tenemos que hace cuatro años obtuvo el 17%. Un resultado calamitoso teniendo en cuenta que en las europeas de hace tres años consiguió el 34%. El partido ahora es una montaña rusa corriendo hacia el descalabro. Mientras Salvini trata de conseguir la cartera de ministro del Interior, uno de los fundadores del Partido, Roberto Maroni pide un congreso extraordinario para nombrar un nuevo Secretarios General y enviar a Salvini a las tinieblas exteriores.

Salvini está muy desacreditado por sus pintorescas ocurrencias, es anti- emigrantes furioso, especialmente con los de origen musulmán (en este apartado tiene bastantes coincidencias con Meloni). Su prestigio quedó definitivamente herido al defender la legitimidad de Putin al invadir Ucrania. A Putin lo cubrió con frecuencia de alabanzas. Estas estridencias tan radicales hicieron que Giorgia Meloni pareciera moderada. Es antieuropeo declarado.

El gran desafío de Giorgia Meloni será como encajar a Italia en el tejido europeo. De momento ha suavizado su posición, se proclama partidaria de la Unión Europea, pero reclama la necesidad de hacer ciertos cambios. A medio plazo veremos cuál es su posicionamiento en estos momentos tan complicados para el Viejo Continente. La fragilidad de sus compañeros de viaje también le afecta a ella, a pesar de su deslumbrante victoria.

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