El Pontífice visita el devastado pueblo de Onna, donde murieron 40 de sus 250 habitantes

El Papa pide 'examen de conciencia' y 'casas sólidas' para los damnificados del terremoto

El Papa Benedicto XVI, con los bomberos en la ciudad de L'Aquila. (Foto: Alessandro di Meo)
El Papa Benedicto XVI se desplazó por primera vez a la zona del centro de Italia que hace tres semanas fue sacudida por un terremoto, que causó casi 300 muertos, más de mil heridos y cerca de 65.000 damnificados. Desde allí, pidió 'un serio examen de conciencia' y la restitución de 'casas sólidas' para los millares de familias que se han quedado sin casa.
El Pontífice llegó a L'Aquila, la capital de la región del Abruzzo, hacia las 10.20 horas de esta mañana, casi una hora después del horario inicialmente previsto. La niebla y la fuerte lluvia que caía en la zona impidieron que se trasladara en helicóptero y, por razones de seguridad, tuvo que realizar el viaje en coche.

A pesar del retraso, se mantuvieron todas las fases de la visita que habían sido anunciadas previamente por la sala de prensa del Vaticano, de modo que el Pontífice pudo estar presente y ver con sus propios ojos algunos de los lugares más simbólicos de la tragedia, tales como la pequeña localidad de Onna, donde murieron 40 de sus 250 habitantes, y la Casa del Estudiante, donde perdieron la vida numerosos jóvenes universitarios.

El Papa también visitó la basílica de Santa Maria di Collemaggio, donde se encuentra enterrado el Papa Celestino V y sobre cuya tumba depositó el palio de su Pontificado. Esta importante iglesia resultó seriamente dañada, al igual que otros muchos edificios artísticos de la zona. Cuando la vio, el Papa aseguró que su estado está 'peor de lo que había imaginado'

Benedicto XVI también pronunció un discurso en la escuela de la Guardia de Finanzas de Coppito, que se ha convertido en el cuartel general desde el que las autoridades nacionales y locales están coordinando la emergencia.

Fue allí donde el Papa pidió realizar un 'serio examen de conciencia para que el nivel de las responsabilidades, en todo momento, nunca vaya a menos'. Sólo 'bajo esta condición, si bien herida, L'Aquila podrá volver a volar', aseguró, en alusión al nombre de la ciudad, que en italiano significa águila.

CASAS SOLIDAS PARA LOS DAMNIFICADOS

La primera etapa de la visita se desarrolló en Onna. Allí, el Papa rezó por los difuntos de la tragedia e hizo suyos los deseos y esperanzas de los miles de personas que se han quedado sin hogar. En concreto, pidió a las autoridades que hagan todo lo posible para que 'esta tierra renazca' y vuelva a 'adornarse con casas e iglesias bellas y sólidas'.

'He venido personalmente a vuestra tierra espléndida y herida' para 'expresaros del modo más directo posible mi cordial cercanía'. 'Querría abrazaros con afecto a cada uno', aseguró el Papa a los evacuados de Onna, el pueblo que ha concentrado gran parte del luto de esta tragedia.

Es más, 'si hubiera sido posible, habría deseado desplazarme a cada pueblo y a cada barrio, ir a todos los campamentos y saludar a todos', aseguró, al tiempo que transmitió a los presentes el apoyo y solidaridad de toda la Iglesia.

Aun con todo, pidió a los afectados que no pierdan la esperanza, recordándoles que 'el Señor crucificado está vivo, está con vosotros' y 'no os abandona'. El 'no deja de escuchar vuestras preguntas sobre el futuro, no está sordo al grito preocupado de tantas familias que lo han perdido todo: casa, ahorros, trabajo, y en algunos casos, también vidas humanas'.

Sin embargo, además de transmitir su cercanía, el Pontífice remarcó en más de una ocasión la necesidad de que la solidaridad demostrada en estos días 'no se limite a la emergencia inicial sino que se convierta en un proyecto estable y concreto en el tiempo. Animo a todos, instituciones incluidas, a hacer que 'esta ciudad y esta tierra resurjan'.

De hecho, eso es lo que hay que hacer 'en nombre de los hermanos y hermanas' que han perdido la vida y que ahora 'están vivos en Dios y esperan de vosotros un testimonio de coraje y de esperanza', proclamó el Pontífice.

Uno de los momentos más emotivos de la visita tuvo lugar delante de la Casa del Estudiante, en la calle XX Settembre. Bajo los escombros de este edificio fallecieron ocho jóvenes universitarios y los trabajos de rescate fueron especialmente delicados debido al ruinoso estado en que quedó la estructura.

Benedicto XVI llegó a bordo de una camioneta de la Protección Civil y fue recibido por el capellán universitario Luiggi Epicoco y un grupo de doce estudiantes, los cuales pudieron saludar personalmente al Pontífice.

'Me ha dicho que está rezando por nosotros y yo le he dicho que nosotros también rezamos por él. Luego le he entregado una carta en la que le cuento que es la fe la que nos ha ayudado a superar todo esto y que estoy segura de que nuestros amigos muertos han resucitado y ahora están más cerca de nosotros que nunca', explicó a Europa Press Maria Fidanza, que estudia Ciencias de la Formación en la Universidad de L'Aquila.

Después de permanecer en la zona unas tres horas, el Papa regresó al Vaticano, no sin antes rezar y depositar una rosa de oro a los pies de la Virgen de Roio, que es una de las imágenes más veneradas de la zona.

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