El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, descartó hoy que el decreto aprobado en noviembre por Italia y que autoriza la expulsión de su territorio de europeos con antecedentes haya aumentado el número de ciudadanos rumanos que han emigrado a España.
'No hay ningún elemento, dato ni indicio que nos permita pensar que el decreto que ha afectado a determinadas personas en Italia (...) haya podido incrementar el número de personas que vienen de fuera, y específicamente de Rumanía, a nuestro país', señaló Zapatero.
'No hay ningún elemento, dato ni indicio que nos permita pensar que el decreto que ha afectado a determinadas personas en Italia (...) haya podido incrementar el número de personas que vienen de fuera, y específicamente de Rumanía, a nuestro país', señaló Zapatero.
El jefe del Gobierno añadió que España mantiene una relación de colaboración 'muy fuerte' con el Ejecutivo rumano con respecto al número 'muy elevado' de ciudadanos de esa nacionalidad en España.
Prodi, quien compareció junto a Zapatero, consideró que la medida adoptada por Italia se ha presentado en algunos medios de comunicación como una decisión con una 'magnitud catastrófica' que, a su juicio, no se corresponde con la realidad y señaló que Italia tan sólo persigue con esta medida recibir una inmigración que cuente con 'las garantías de la magistratura'.
Italia adoptó esta medida tras la grave agresión sufrida a manos de un joven rumano por una mujer italiana, Giovanna Reggiani, de 47 años, encontrada inconsciente, con signos de violencia y de abuso sexual en un foso en la periferia romana, y que murió poco después.
Prodi, quien compareció junto a Zapatero, consideró que la medida adoptada por Italia se ha presentado en algunos medios de comunicación como una decisión con una 'magnitud catastrófica' que, a su juicio, no se corresponde con la realidad y señaló que Italia tan sólo persigue con esta medida recibir una inmigración que cuente con 'las garantías de la magistratura'.
Italia adoptó esta medida tras la grave agresión sufrida a manos de un joven rumano por una mujer italiana, Giovanna Reggiani, de 47 años, encontrada inconsciente, con signos de violencia y de abuso sexual en un foso en la periferia romana, y que murió poco después.
