Ahora que está tan en boga aquello de la integración del AVE en las ciudades, una buena forma para integrar las vías del tren o cualquier otra infraestructura en una ciudad sería arbolar sus cercanías.
O al menos cuando desbrocen las proximidades, respeten y permitan crecer a los árboles que allí han arraigado por sí solos, y no supongan ningún problema para el tránsito ferroviario y a nadie molesten, como en el caso de la casi abandonada estación de San Francisco. Además, los árboles también ayudan a evitar corrimientos de tierra y a fijar taludes.