Una mascota no es una máquina de regar calles

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Viendo imágenes como la adjunta tomada en el barrio de O Vinteún, en la que un perro  posiblemente estuviera durante horas reteniendo sus ganas de orinar, parece que por allí más que una mascota pasó una máquina de regar las calles por el rastro que dejó. Una vergüenza ajena. En casos como éste debería ser multado el dueño del animal por no llevarlo a un lugar adecuado o colocarlo donde no molestara a los viandantes.
 

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