Un crujido del edificio, además de la aparición de grietas y la cesión del suelo, causas de la alarma

La alerta de derrumbe obligó al precinto de la estación de autobuses más de dos horas

Una mujer pasa junto a la entrada de la estación de autobuses, precintada por la Policía Local. (Foto: Martiño Pinal)
La alarma de derrumbe, que resultó ser falsa, mantuvo paralizada la actividad y precintado el edificio de la estación de autobuses de Carballiño durante dos horas y media. Un crujido de la estructura, la aparición de grietas y la cesión del suelo del porche varios centímetros alertó al personal que avisó al Concello. Las autoridades municipales recurrieron a dos aparejadores, que realizaron una inspección ocular y determinaron que no existe riesgo de derrumbe, sólo que la parte frontal del edificio ha repisado.
Un crujido del edificio de la estación de autobuses de Carballiño alertó al personal sobre la posibilidad de un derrumbe. Eran las dos menos cuarto de la tarde y poco después decidían avisar al Concello para curarse en salud y teniendo en cuenta el deterioro que se observa a simple vista en las instalaciones, tras 20 años de funcionamiento. Un par de grietas en el interior y el suelo del porche hundido varios centímetros fueron motivos suficientes para suscitar preocupación entre el personal de la estación.

Hasta allí se desplazó un camión de Protección Civil y la Policía Local, que procedió en torno a las tres menos cuatro de la tarde a desalojar todo el edificio, incluida la cafetería, al mismo tiempo que precintaba la fachada para impedir el paso, ante el asombro de los transeúntes, que se acercaban a preguntar sobre lo ocurrido.

El alcalde Carlos Montes y el concejal de Urbanismo, Manuel Amil, también acudieron a comprobar el estado de la estructura. Inicialmente, se desconocía el origen de las grietas en las paredes y de la cesión del suelo, hasta el punto de llegar a barajar la posibilidad de un movimiento sísmico, que aseguró un vecino del entorno haber percibido durante la mañana, algo que se descartó posteriormente.

Las autoridades municipales avisaron a dos aparejadores, que procedieron a realizar una inspección visual, tras la que concluyeron que no existía riesgo de derrumbe. Luis de Anta aseguró que ‘las construcciones son como seres vivos’, refiriéndose a que pueden repisar por diversos motivos, en este caso todavía por analizar. En cuanto al suelo, es probable que cediera el relle no, según indicaron los aparejadores. Posteriormente, un técnico de la Xunta de Galicia visitaba el edificio, anunciando que se realizará un estudio más profundo sobre las causas, aunque también descartó la posibilidad de peligro.

Un proyecto para reponer la deteriorada cubierta

El precinto de la estación de autobuses durante dos horas y media no alteró las líneas de transporte, ya que coincidió que el último autocar accedió a las instalaciones minutos antes de generarse la alarma.

El edificio cumplió 20 años de funcionamiento durante el pasado mes de noviembre. Su estado de deterioro, especialmente de la cubierta, es notable. El personal soporta las abundantes goteras y humedades que se filtran en todo el edificio, además de los desprendimientos del falso techo, en el que se pueden observar varios agujeros de considerable tamaño.

Por ese motivo, la Dirección Xeral de Deportes acaba de confirmar al Concello de Carballiño la aprobación de un proyecto de reposición de la cubierta, cuyas obras se iniciarán en próximas fechas, según señaló el regidor municipal, Carlos Montes.

Eran casi las cinco y media de la tarde cuando se recuperaba ayer la normalidad en la estación de autobuses, después de lo que tan sólo fue un gran susto para el personal que allí trabaja y para los responsables municipales que no dudaron en adoptar las medidas preventivas necesarias por si hubiese riesgo de derrumbe.


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