Se benefician de un plan experimental de Traballo, en el que la empresa contrata al menos a 14

Cuarenta desempleados aprenden a soldar para fabricar torres eólicas en Aplicarmetal

Los mejores soldadores tienen asegurado un puesto de trabajo. Son 40 desempleados, de los que el 60% cobraban el paro, y que han sido seleccionados para participar en un programa experimental de la Consellería de Traballo. La empresa carballiñesa Apli carmetal, que se dedica a fabricar torres eólicas, contratará al menos a 14, según el compromiso adquirido. Los alumnos, que proceden de las profesiones más dispares, se afanan por aprender las técnicas de la soldadura y calderería, aunque lo consideran ’muy difícil’.
La empresa carballiñesa Aplicarmetal, que se dedica a la fabricación de torres eólicas, acoge desde el pasado 14 de febrero a un total de 40 personas, vecinos de los concellos de Carballiño, Boborás, Piñor, San Amaro, Maside y Leiro, para su formación en soldadura y calderería. El grupo fue seleccionado entre los 87 aspirantes que se presentaron a la convocatoria realizada por el Concello de Carballiño, dentro de un programa experimental de empleo, financiado por la Consellería de Traballo.

La coordinadora del programa, Guadalupe Crespo, realizó la selección atendiendo a los colectivos con más dificultades para encontrar trabajo como las mujeres, los desempleados mayores de 45 años, los jóvenes o los discapacitados. Asimismo, entre las condiciones de la Administración figuraba que el 60% de los elegidos sean preceptores de la prestación por desempleo.

La finalidad consiste en que Aplicarmetal contratará a un mínimo de 14 del total de 40, según el convenio firmado con la Consellería de Traballo.

Aprendizaje

Son 200 horas de aprendizaje que se extenderán hasta principios del próximo mes de abril. Aunque el número de parados en Carballiño es mayor entre las mujeres, para este tipo de trabajo más vinculado tradicionalmente a los hombres, sólo participan 17 féminas en el curso de formación. ’Algunas lo rechazaron porque lo consideran trabajo para hombres y también porque los horarios no eran compatibles con sus responsabilidades familiares’, indicó Gua dalupe Crespo.

Las clases empezaron por la soldadura y los aprendices aseguran que les gusta el trabajo, aunque ’é bastante difícil’, indicaron. Sólo tres de ellos cuentan con conocimientos previos de soldadura, el resto proceden de las profesiones más dispares, desde camareros, a empleados de guardería, auxiliares a domicilio o trabajadores de una fábrica de bolsas. Lo que les motiva es algo muy sencillo: ’poder acceder a un traballo ben remunerado’, indicaron.

La empresa estableció dos turnos, de maña y tarde. En uno de ellos hay un grupo de mujeres que, según manifestaron, ’non se nos da nada mal, porque requiere técnica pero tamén moita concentración e as mulleres neso somos más capaces’.

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