Había sido repintado hasta tres veces en partes de su estructura, debilitada también por los insectos

Ocho restauradores dedicaron tres meses a recuperar el retablo del siglo XVII de Sagra

Ocho restauradores trabajaron durante tres meses en la recuperación del retablo mayor de la iglesia de San Martiño de Sagra (Carballiño). Construido en 1660 fue objeto de dos repintados y hasta tres en el fondo de la estructura, en los años 1726 y 1900, además de presentar un considerable deterioro por el ataque de insectos.
El retablo mayor de la iglesia de San Martiño de Sagra ha recuperado por completo el aspecto original que tenía cuando fue construido en el año 1660. Hasta un total de ocho restauradores trabajaron intensamente durante los últimos tres meses para recuperar esta obra transformada por dos repintados posteriores y hasta tres en la parte baja de la estructura.

Los primitivos colores rojo, verde y oro han quedado finalmente al descubierto. Al mismo tiempo, se realizaron labores de erradicación de insectos, ya que según indicaron los restauradores de la empresa ‘Conservación Bienes Culturales’, de Tui, el retablo presentaba piezas bastante dañadas, que consiguieron debilitar algunas partes de la estructura. El trabajo dejó a la vista elementos de interés histórico-artístico como los escudos de los marqueses de Camarasa y de los condes de Ribadavia. Asimismo, en la parte central más alta salieron a la luz las pinturas de una ciudad y la silueta de un Cristo. De igual forma, la intervención también se extendió a las once imágenes de santos, que se encontraban en idénticas condiciones. El párroco aseguró que bajo las capas de pintura se descubrieron los colores originales bastante bien conservados.

INTERVENCIONES

Repintado en los años 1776 y 1900 El primer repintado del retablo se producía, tal y como consta en los libros de la iglesia, en el año 1726 y el segundo en 1900. La parte baja recibió incluso una tercera capa, por cuyo motivo, su recuperación fue la que ofreció mayores dificultades.

De esta forma, presentaba importantes pérdidas de policromía y un oscurecimiento general que tapaba los detalles de la obra por causa del envejecimiento de los barnices, la suciedad depositada en la superficie y la acumulación de los humos de las velas.

El párroco, no obstante, manifestó que una vez retiradas las capas de pintura y la suciedad, los colores ‘estaban bastante ben conservados porque só fixeron falta uns pequenos retoques’.

Inversión

Aunque el presupuesto inicial para la realización de este trabajo ascendía 42.000 euros, la instalación de unos focos para resaltar la belleza del retablo elevó la inversión a 43.000 euros. El párroco ha manifestado su agradecimiento a la Xunta de Galicia, el Obispado, Caixa Galicia, al empresario Ruiz Mateos y a los feligreses, que hicieron posible la financiación.

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