Santa María de Oseira, joya arquitectónica de la provincia

Un monje camina junto a uno de los tres claustros del monasterio. (Foto: Archivo)
La ruta que lleva hasta Santa María de Oseira transcurre por localidades como Cudeiro, Tamallancos o Cea, con un gran interés cultural y etnográfico.
Salida: Ponte Romana (Ourense)
Llegada: Monasterio de Santa María de Oseira (Cea)

Partiendo del Puente Romano comenzamos una ruta de casi 30 kilómetros de longitud y dificultad alta que nos llevará hasta Santa María de Oseira, con un gran interés cultural, etnográfico, arqueológico y religioso. tomamos dirección Camiño de Santiago por Cudeiro, siguiendo las indicaciones que nos encontremos (conchas y flechas amarillas y blancas).

Al llegar a la gasolinera de la Avenida de Santiago nos desviaremos a la derecha para cruzar a la carretera nacional N-525 y subir hasta Cudeiro, Ermida de Marcos da Costa y Sartédigos, siguiendo las indicaciones. Cruzamos nuevamente la N-525 para pasar por Tamallancos, Bouzas, Ponte Sobreira y Viduedo, donde volveremos a cruzar la N-525 (Km 258) para llegar a Casanova (Casas Novas en el letrero).

Desde esta villa seguiremos hasta Cea; una vez allí sólo hay que seguir las indicaciones en blanco y amarillo, y llegaremos al cruce con la OU-0406, en el que tomaremos el desvío a la derecha y caminando por la carretera encontraremos el monasterio de Santa María de Oseira. Santa María de Oseira es uno de los grandes Monasterios Cistercienses de España, un monumento fundamental en Galicia por su importancia artística y religiosa. Su iglesia románica, sus tres claustros y su sala capitular del S. XV forman parte de un enclave arquitectónico desarrollado a lo largo de varios siglos. Su magnificencia ha llevado a algunas voces a denominarlo ‘el Escorial gallego’.

Con la desamortización de Mendizábal en el siglo XIX, el conjunto monástico es abandonado, lo que provoca una progresiva ruina de su arquitectura y el expolio de obras de arte muebles. En 1929 regresaron los monjes a Oseira y emprenden una titánica y exitosa labor de restauración y recuperación del complejo monacal, recuperando el brillo de lo que fuera, hasta convertirse en uno de los más fastuosos ejemplos de la arquitectura religiosa española.

Uno de los elementos más llamativos del monasterios es la antigua sala capitular, obra del siglo XV construida sobre planteamientos tardogóticos. Es un espacio abovedado por complicadas bóvedas estriadas.


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