Señorín: un recorrido entre mausoleos del siglo XIX

El cementerio de Carballiño, en la festividad de Todos los Santos. (Foto: Martiño Pinal)
El cementerio de Carballiño sorprende a los visitantes con las monumentales sepulturas de finales del siglo XIX y principios del XX, que abren paso hacia la iglesia y el resto del camposanto.
Sin embargo, este recinto que ayer recibió a cientos de personas, es mucho más antiguo que los mausoleos que perduran y que en su día marcaron las diferencias económicas y sociales de sus propietarios. Los historiadores locales aseguran que la actual iglesia se construyó tras ser derribada a principios del siglo XIX otro edificación románica fechada entre los siglos XII y XIII.

El camposanto conserva su nombre original que le viene de su procedencia: Señorín. Es así que perteneció a esta localidad hasta que en el año 1893, la floreciente villa de Carballiño constituyó su propia parroquia y dejó de depender de Señorín, adoptando incluso el nombre inicial de San Cibrao.

Por este motivo, fue necesario afrontar una ampliación para atender las necesidades de una creciente población y se procedió a la construcción del muro exterior que todavía delimita el cementerio, asumiendo la financiación de las obras Perfectino Viéitez, un vecino acaudalado reconocido en Carballiño por sus aportaciones a la comunidad. Sus vecinos le dedicaron una calle del centro del pueblo como prueba de su agradecimiento.

En la actualidad, este camposanto se ha quedado pequeño, ya no hay más espacio para nuevas sepulturas, y el proyecto de construir un cementerio civil está sobre la mesa de las autoridades municipales y también eclesiásticas, aunque la dificultad mayor radica en encontrar el lugar idóneo.

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