El propietario de una panadería situada en las inmediaciones del cementerio parroquial de Señorín, en Carballiño, encontró en la cuneta una cruz de piedra labrada y dio aviso a la Policía Local. Los agentes sospechan que fue arrancada de un panteón con el objetivo de venderla en el mercado negro.
La Policía Local de Carballiño recibió en la mañana una llamada telefónica avisando del hallazgo de una cruz de piedra labrada en las inmediaciones del cementerio parroquial de Señorín. El autor de la comunicación fue el propietario de una panadería ubicada en la carretera a Ribadavia, entre el camposanto y la localidad de Torrón. El ele mento ornamental, de granito y con unas dimensiones de 1,50 metros de largo y 0,50 metros de ancho, apareció en una cuneta junto al local comercial.
Una grúa municipal levantó la cruz -de unos 30 kilos de peso y la trasladó a los antiguos calabozos de la Policía Local, donde fue guardada bajo llave. Los agentes sospechan que la piedra, que fue cortada limpiamente por la base de la columna de apoyo, fue arrancada de alguno de los panteones del cementerio para transportarla en un vehículo, pero non sabemos por que motivo víronse na obriga de deixala no chan e marchar.
Lo que sí parece evidente es que el destino de la cruz era su comercialización en el mercado negro, donde este tipo de elementos es muy solicitado. El párroco de San Cibrao, Xosé Benito Sieiro, desconocía ayer si la talla cristiana procedía del camposanto, pero dio aviso en las misas para que los feligreses revisasen sus panteones y comprobasen posibles daños.
Una grúa municipal levantó la cruz -de unos 30 kilos de peso y la trasladó a los antiguos calabozos de la Policía Local, donde fue guardada bajo llave. Los agentes sospechan que la piedra, que fue cortada limpiamente por la base de la columna de apoyo, fue arrancada de alguno de los panteones del cementerio para transportarla en un vehículo, pero non sabemos por que motivo víronse na obriga de deixala no chan e marchar.
Lo que sí parece evidente es que el destino de la cruz era su comercialización en el mercado negro, donde este tipo de elementos es muy solicitado. El párroco de San Cibrao, Xosé Benito Sieiro, desconocía ayer si la talla cristiana procedía del camposanto, pero dio aviso en las misas para que los feligreses revisasen sus panteones y comprobasen posibles daños.
