O CARBALLIÑO

Vecinos de Maside y Obispado cierran 10 meses de discordia

photo_camera La iglesia parroquial de Santo Tomé de Maside aún permanece cerrada.

Acordaron acometer de inmediato la obra más urgente en la iglesia y en el futuro se cambiará la cubierta 

El Obispado y los feligreses de Maside han llegado finalmente a un acuerdo para que se reanuden las obras de reparación de la iglesia parroquial de Santo Tomé. El vicario pastoral, José Pérez Domínguez, junto con el párroco, Juan González, mantuvieron una reunión con la comisión de vecinos que se había creado para reivindicar un cambio integral en la cubierta de la iglesia, concluyendo finalmente que las obras para asegurar la estructura se iniciarán en la próxima semana, al mismo tiempo que se ejecutarán las reparaciones más urgentes en el tejado. Los feligreses aceptaron la propuesta de los representantes del Obispado a cambio del compromiso de que cuando las condiciones climatológicas sean las adecuadas y se disponga de presupuesto se acometerá la reforma integral de la cubierta.

Concluyen así 10 meses de polémica y desavenencias entre los vecinos y la Diócesis por causa de este proyecto, cuyas obras paralizaron los feligreses porque no respondían a sus expectativas. Julio Rodríguez, miembro de la comisión, declaraba que "en principio estamos satisfeitos, pero veremos despois si arreglan a cuberta, porque agora din que non teñen cartos aínda que se comprometeron a cambiar o tellado completo. Nos o que queremos é que quede en boas condicións para que dure moitos anos".

El alcalde de Maside, Celso Fernández, manifestaba en relación al acuerdo que "todo o que sea solucionar o problema e recuperar o templo é positivo non só para a celebración dos cultos diarios senón tamén para os funerais, bodas, bautizos e para aquelas celebracións que tamén requiren unha iglesia adecuada como o Nadal, festas patronais ou Semana Santa, porque a igresa vella de Santo Tomé é unha xoia do século XII pero está en moi mal estado". El regidor recordaba que "xa antes de coñecer os problemas da estructura xa había goteiras, grietas e se recollía a auga en caldeiros igual que agora".

El conflicto se iniciaba a principios de marzo del pasado año, cuando una empresa se disponía a acondicionar el tejado para acabar con las goteras y humedades y descubrió que las paredes de la nave se habían inclinado hacia fuera varios centímetros. En consecuencia, el Concello procedía a cerrar el templo ante el temor a un derrumbe.

Las autoridades se lo comunicaron al Obispado y éste encargó un estudio sobre las condiciones en que estaba la iglesia y las posibles soluciones. Posteriormente encargaba un proyecto, en el que se contempla la instalación de unos tirantes de acero, que tuvo que seguir todo el proceso de tramitación y esperar la autorización de Patrimonio, mientras las feligreses se desesperaban al ver la iglesia cerrada y viéndose obligados a asistir a misa en el salón parroquial. Los 12.000 propuestos por los responsables eclesiásticos para invertir en la iglesia generaban después nuevas desavenencias, porque los vecinos reclamaban la reforma completa de la cubierta. Así se paralizaron las obras, hasta que este encuentro parece haber resuelto la situación.

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