Campamento de verano para las mascotas de Ribadavia

Aldara González en el campamento de verano para mascotas
photo_camera Aldara González en el campamento de verano para mascotas
Aldara González lleva años cuidando de perros en su campamento canino. Su metodología se basa en primar las necesidades del animal y en la prohibición total de las jaulas

Con la llegada de la época estival, son muchos los que a día de hoy se encuentran buscando opciones para que sus mascotas queden lo mejor atendidas cuando tengan que irse y sus destinos vacacionales no contemplen la admisión de animales.

En Quins, en el ayuntamiento de Melón, existe una alternativa que ha alcanzado un notorio éxito, ya que pone las necesidades y el bienestar de los perros por delante de cualquier otra cosa: el Campamento Canino Aldara & Brownie.

El origen del campamento para mascotas

Aldara González, de 26 años, comenzó a trabajar en esta idea en 2015, cuando vivía en A Coruña. “En esa época adopté a mi perro, Brownie, y empecé a cuidar de otros perros para poder pagarme la Universidad, pero al final tuve que dejar los estudios porque vivía en un piso muy pequeño y el dinero que conseguía no fue suficiente”, cuenta sobre su complicado comienzo.

Así, se volvió a Ribadavia, su lugar de nacimiento, y siguió trabajando en este proyecto, utilizando aplicaciones para ponerse en contacto con personas que necesitasen ayuda con sus mascotas. “Siempre tuve claro que quería trabajar con animales. En A Coruña estudiaba Biología porque siempre he sentido un gran amor por los seres vivos, en especial por los perros, por lo que aquí me formé como Auxiliar Técnico Veterinario y en Educación, Psicología y Adiestramiento Canino”.

Con el paso del tiempo, fue creciendo y aumentando el número de clientes, y gracias a sus ahorros y a la ayuda de una subvención, consiguió poner en marcha unas instalaciones que cubriesen todas sus necesidades en A Barrela (Lugo). Sin embargo, hace un año, decidió que era momento de buscar un lugar más cerca de su familia y encontró una casa en la que habilitar el espacio que necesitaba.

Este campamento es un lugar totalmente libre de jaulas. Los animales pasan por varias visitas de adaptación de mínimo veinte minutos -dependiendo del apego que tengan con sus dueños-, para poder ver su carácter y cómo se relaciona con el resto de perros, antes de acogerlo. “Todos se acaban adaptando, algunos tardan un minuto y otros días, pero no suele haber problema”, comenta Aldara González.

La estancia de los perros no tiene ni un máximo ni un mínimo, depende de las necesidades de los dueños. Por ejemplo, uno de los sabuesos que están actualmente en el campamento, un pastor alemán de avanzada edad, está de estancia permanente. Sus dueños, que viven en un pequeño piso de Ourense, tenían al animal en una finca de su propiedad por la zona, pero al ser tan mayor vieron que necesitaba más cuidados y, al no poder llevárselo a casa, contactaron con Aldara y llegaron a un acuerdo por el cual este amigo de cuatro patas podrá pasar el resto de sus días en compañía, recibiendo los cuidados y el cariño adecuados.

Además, el número de animales nunca supera los veinte, ya que la joven considera que es el número máximo que puede alcanzar para que los perros estén bien atendidos y sus necesidades cubiertas, al ser ella la única trabajadora de esta guardería canina. “No todo el mundo vale para este trabajo. Mucha gente se pone nerviosa y hace falta mucha paciencia para llevarlo a cabo. Hay que entender su lenguaje, no es lo mismo tener un perro en casa que trabajar con ellos”, afirma sobre su labor. El éxito de la propuesta avala su labor, pues son varios veranos consecutivos los que ha colgado el cartel de completo en sus instalaciones.

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