Cooperación, sacrificio, trabajo, pero sobre todo pasión por las artes escénicas conforman el perfil de la veintena de voluntarios que hacen posible que cada día se levante casi sin esfuerzo el telón de la Mostra Internacional de Teatro (MIT) de Ribadavia. 'Sin eles sería moi complicado organizar o festival', reconocía Fran Muñiz, responsable de la contratación del personal.
Los voluntarios representan el 50% esa gran familia que hace posible la MIT, el resto está compuesto por el personal de Protección Civil y las cinco personas de la organización que lidera Roberto Pascual. Controlar las entradas, acomodar al público del auditorio y mismo acompañar a los actores en sus escenificaciones por los pueblos dentro de los 'SputMIT' son algunas de las tareas del personal que, por grupos, van alternado tareas y días en función de la disponibilidad laboral y también artística. No obstante, a cambio de tres jornadas de trabajo desinteresado reciben un pase para ver las obras del festival. 'Pedí libre para Julio César y me encantó', confiesa Inés Rodríguez, voluntaria desde hace cuatro años.'Empecé con la Fura dels Baus, me encantó el ambiente y me quedé en el grupo', recuerda Rodríguez, que se confiesa una amante de las artes escénicas, 'además de que me gusta colaborar con las cosas que se hacen en el pueblo'.
Más reciente es la implicación de Pablo Jiménez, un madrileño que cada año veranea con su familia en Ribadavia. 'El año pasado vi, precisamente en La Región, una noticia de que precisaban voluntarios y me animé a colaborar. Ya que no puedo dar dinero, aporto mi tiempo para colaborar con el festival', explica Jiménez, que asegura que 'la MIT es un lujo y con un cartel espectacular, porque muchas de estas obras están también en Madrid pero multiplicando por cuatro o cinco su precio'.
Más reciente es la implicación de Pablo Jiménez, un madrileño que cada año veranea con su familia en Ribadavia. 'El año pasado vi, precisamente en La Región, una noticia de que precisaban voluntarios y me animé a colaborar. Ya que no puedo dar dinero, aporto mi tiempo para colaborar con el festival', explica Jiménez, que asegura que 'la MIT es un lujo y con un cartel espectacular, porque muchas de estas obras están también en Madrid pero multiplicando por cuatro o cinco su precio'.
