Con el objetivo de convertir al cine en un arte aún más universal, el primer acto oficial del OUFF (sin contar su inauguración) fue la proyección de “Los fenómenos”, película de Alfonso Zarauza, en el centro penitenciario de Pereiro. Estuvieron presentes tanto César Silva, a cargo de la programación del festival, como el propio Zarauza, y pasearon por el centro acompañados de su director, Francisco González, quien subrayó la importancia de traer la cultura a este espacio, con el objetivo de “favorecer la reinserción social de los internos”.
En cuanto a los visitantes, les sorprendió el apacible jardín interior, que parece más propio de un monasterio que de una cárcel. González subrayó que los centros penitenciarios “no son como las películas nos metieron en la cabeza”. Por supuesto, no se refería al cartel del OUFF, sino a las grandes producciones norteamericanas.
Ya en el patio de butacas, Zarauza reconoció ante los reclusos que “una de las cosas más estimulantes del festival es poder estar aquí. Es un honor para mí”. Escucharon con atención sus palabras, y luego uno de los espectadores pidió una pausa para fumar antes de la cinta, provocando carcajadas en el auditorio. Y durante la proyección reinó un sepulcral silencio, más respetuosos que los asistentes a cualquier centro comercial. Este silencio solo se rompía ante alguna risa espontánea, como la que surgió ante la piel desnuda de Luis Tosar al inicio de la cinta.
Zarauza eligió este filme al considerarlo su proyecto más social, “cunha muller que ten que gañarse o respecto dun mundo de homes”. Lo rodó entre Almería, a donde acudió en busca del sol, y Ferrol, para compensarlo con nubes grises, pero, como a menudo ocurre también con las personas, nada fue como se esperaba y, si en el sur les alcanzó la gota fría, en Galicia hizo buen tiempo. El autor reivindica que “a cultura ten un gran poder de redención”. Al término de la proyección, se formó un debate sobre los vencedores y vencidos que dejó la crisis económica de 2008, tema de la cinta.
