INFRAESTRUCTURAS

La A-56 reduciría una tercera parte la duración de los viajes hasta Lugo

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photo_camera Estado actual de la N-540, a su paso por la localidad lucense de Chantada.

La infraestructura paralizada desde hace años beneficiaría directamente a más de 250.000 habitantes de ambas provincias

Desplazarse entre Ourense y Lugo en la actualidad obliga a armarse de una alta dosis de paciencia pese a que ambas capitales de provincia están separadas por menos de 100 kilómetros. La falta de interés demostrada por el Gobierno central para hacer realidad la autovía A-56, comprometida a principios de siglo y que debería haber sido concluida antes de 2010, impide a los conductores acortar en una tercera parte la duración actual del viaje, unos 90 minutos, que contrastan con los 60 que lleva recorrer la distancia, por ejemplo, entre Ourense y Vigo por la autovía das Rías Baixas que vertebra el sur de Galicia.

La coyuntura actual penaliza directamente a una población superior a las 250.000 personas que vive en los concellos afectados por la construcción de la A-56 y las áreas de influencia de las ciudades de Ourense y Lugo, entre las que se producen, según los datos recogidos por la Xunta en la memoria del Plan de Transporte casi 3.500 viajes en días laborables.

"É estratéxico que se desbloquee esa autovía, son moitas as oportunidades que pode xenerar, está en xogo a competitividade e dinamización da economía do interior galego, na que as infraestruturas son fundamentais", destaca el gerente de la Asociación Empresarial de Transporte por Carretera (Apetamcor), Alberto Vila.


Alternativas


La solución natural para desplazarse entre Lugo y Ourense es la N-540, dependiente del Ministerio de Fomento y que une ambas ciudades en menos de 100 kilómetros, pero con unas carencias notables, como constata Alberto Vila.

"Estou perplexo de como está, é incrible. Hai que ter moitísimo coidado, non recordo ter visto cousa igual", indica.

Durante el recorrido, hay que enfrentarse a un tramo peligroso como de Gustei (Coles), el firme "tercermundista" de Chantada, constantes limitaciones de velocidad a 50 e incluso 40 kilómetros por hora en Guntín, donde está prevista la finalización de la A-56, para enlazar con la A-54 (Santiago-Lugo).

La alternativa a este complicado trayecto es el viaje por Monforte, con una duración de tiempo similar pero obligando a recorrer 20 kilómetros más. Los conductores deben enfrentarse a la N-120 hasta Monforte, una vía saturada y también con importantes deficiencias, en la que es imposible adelantar. Por el contrario, la vía rápida de titularidad autonómica entre Monforte y Sarria, con una velocidad máxima de 100 kilómetros por hora, sí ofrece más comodidad, lo que provoca que sean cada vez más los usuarios que optan por esta solución. La intensidad media diaria de vehículos, según el último plan de aforos de la Xunta, es de unos 6.000. 


La mejora de la conexión con el Cantábrico, "necesaria"


La mejora de la conexión con la provincia de Lugo repercutiría también en acercar Ourense a la vía transcantábrica, "que tamén é moi importante", explica el gerente de Apetamcor, Alberto Vila, con quien coincide el empresario Lisardo González, responsable de Maderas San Martín y uno de los más combativos con la construcción de la A-56.

"Es fundamental conectar con la transcantábrica", sostiene el maderero asentado en Vilamarín.

Además, desde la asociación de transportistas exponen también las mejoras en la "competitividade" al ofrecer la posibilidad de viajar hasta A Coruña sin el pago de "peaxes abusivas como as que temos agora", en referencia a los pagos que hay que realizar en la AP-53 y en la AP-9.

Vila confía en que "o peso das concesionarias destas autoestradas non estea tendo repercusións na situación de parálise actual da autovía a Lugo".

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