Ourense ofrece al visitantes numerosas opciones tanto en el apartado de ocio como en el ambiental aunque no puede negar su impresionante faceta monumental que la convierte en una referencia en el norte de la península.
Una visita por la ciudad debería incluir al menos las siguientes visitas:
Pórtico del Paraíso
El detalle y colorido de las decenas de figuras de este pórtico iluminan la Catedral de Ourense: es una imagen que se fija en la memoria. Su impresionante policromía le ha valido el título de Pórtico del Paraíso, por oposición al gris del de la Gloria en Santiago, del que tomó inspiración.
Este es solo el principio de una Catedral llena de secretos; aquí al lado está la Capilla del Santo Cristo, del que dicen que le crece el pelo…
As Burgas
Se dice que quien toca el agua de estas fuentes, a más de 60º de temperatura, acabará celebrando su boda en Ourense. Y es que pocos lugares hay en la ciudad con más leyenda que As Burgas. Unos misterios que se remontan al Ourense romano, cuando fue centro social y religioso.
Los puentes sobre el Miño
El padre de los ríos gallegos es el que ha modelado la ciudad de Ourense desde sus orígenes, y atravesarlo ha sido siempre el reto de sus habitantes.
Desde los arcos del Puente Mayor, con fundación romana y corte medieval, hasta las líneas casi imposibles del Puente del Milenio, estas construcciones son el decorado indispensable de la ciudad y los testigos mudos del paso del tiempo. Cruces cuantos cruces, apostamos a que siempre se te escapará uno.
Callejear por la ciudad
Sobre el mapa, la ciudad vieja parece un gran corredor norte-sur, apenas una línea recta. Nada más lejos de la realidad. Adentrarse en el corazón de Auria es un desafío a la orientación, un ir y venir de calles estrechas donde la piedra cambia su color según las distintas luces del día… El truco para recorrer este túnel del tiempo es saltar de plaza en plaza: la del Hierro, la del Trigo, Santa Eufemia, la Magdalena, San Marcial, la Plaza Mayor, etcétera.
Ver el atardecer desde un poblado castreño
Hay muchos lugares para ver una puesta de sol, pero pocos con la magia de Santomé. Dos mil años de historia en piedras que evocan a los antepasados de la ciudad: los celtas, castreños y romanos. Todo enmarcado por un bosque de robles y alcornoques centenarios y el murmullo sordo del río Loña.
Alameda
Uno de los rincones de la ciudad que mejor conserva el encanto de otras épocas. Fue remodelada por Vázquez Gulías como espacio de tránsito entre la ciudad antigua y la moderna. Suyo es el palco de la música y la hermosa Casa Román y Saco (1911), con su galería de madera.
Destaca también el edificio de la Plaza de Abastos (1929), de Conde Fidalgo, cuyo fachada de estilo clasicista recuerda a una iglesia.
Centro Cultural Marcos Valcárcel
En el siglo XIX varios comerciantes se fueron asentando en la ciudad, y al prosperar construyeron edificios símbolo de su poderío. Uno de ellos fue el edificio Simeón, un almacén y comercio textil reconvertido en 1999 en centro cultural, que alberga exposiciones temporales, conferencias, biblioteca y la curiosa colección de miniaturas de trenes Fernández-Pacheco.
De compras
Además de capital termal, Ourense es capital de la moda. Tanto el diseño como la confección ocupan un lugar importante en su actividad económica. Se suele decir que hay aquí una tendencia a vestir bien y a la elegancia que van más allá de las apariencias, y quizás sea cierto: la ciudad ha engendrado una escuela importante de diseñadores y modistos entre los que destacan nombres como Adolfo Domínguez o Roberto Verino. A muchos visitantes los sorprende la importante oferta en moda y complementos que encuentran en Ourense. Las calles del centro, como Paseo, Santo Domingo, Paz y alrededores son auténticos centros comerciales al aire libre en cuyos escaparate encontraréis firmas de primera línea nacionales e internacionales
Ourense apuesta por un comercio urbano de calidad y muy vivo. Además del Centro Comercial Ponte Vella y los establecimientos del centro (CCA Ourense Centro), en los barrios existe también un importante tejido comercial que no os deberíais perder, especialmente en O Couto y A Ponte.