El acusado del llamado 'crimen de la estricnina', José Luis Lamela Álvarez, abandonó a las 16,00 horas de ayer la prisión de Pereiro de Aguiar, a donde acudió su familia para trasladarlo al domicilio de Verín. Esta es la primera vez desde que fuera ordenado su ingreso en prisión -el 6 de octubre de 2010- que abandona la cárcel.
La Audiencia de Ourense, con el visto bueno del ministerio fiscal, ordenó su libertad provisional hasta que se celebre un nuevo juicio, previsiblemente, según calculan fuentes de la defensa, el próximo verano. El máximo órgano judicial de la provincia deberá repetir el juicio seguido contra Lamela Álvarez, quien había sido condenado a 17 años de cárcel por asesinar con veneno (estricnina) a un convecino de Castro de Escuadro, en Maceda, el 22 de noviembre de 2009. El Tribunal Supremo estimó en diciembre de 2012 el recurso de casación presentado por el letrado de la defensa, Juan Carlos González (del despacho de Atrio Abogados), dejando sin efecto la sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que había confirmado el fallo condenatorio.
Lamela Álvarez abandona la cárcel pero con una serie de medidas cautelares: tendrá que 'fichar' todos los sábados en el juzgado; no podrá acercarse a Castro de Escuadro ni a Maceda (donde vive un hijo de la víctima) y deberá guardar una distancia de seguridad no inferior a 500 metros con respecto a la viuda y a los dos hijos de Felisindo González, quien perdió la vida el 24 de noviembre de 2009.
La víctima falleció al beber de una botella que contenía vino mezclado con estricnina. El procesado admitió que lo había dejado apoyado en un poste de la finca propiedad de la víctima por olvido, pero que su destino no era otro que matar jabalíes, una práctica habitual en la zona, según su versión.
Ahora bien, la acusación particular y el fiscal creen que el olvido fue intencionado, dado que Lamelas tenía 'un profundo resentimiento' hacia su vecino y que buscaba causarle la muerte.
Lamela Álvarez abandona la cárcel pero con una serie de medidas cautelares: tendrá que 'fichar' todos los sábados en el juzgado; no podrá acercarse a Castro de Escuadro ni a Maceda (donde vive un hijo de la víctima) y deberá guardar una distancia de seguridad no inferior a 500 metros con respecto a la viuda y a los dos hijos de Felisindo González, quien perdió la vida el 24 de noviembre de 2009.
La víctima falleció al beber de una botella que contenía vino mezclado con estricnina. El procesado admitió que lo había dejado apoyado en un poste de la finca propiedad de la víctima por olvido, pero que su destino no era otro que matar jabalíes, una práctica habitual en la zona, según su versión.
Ahora bien, la acusación particular y el fiscal creen que el olvido fue intencionado, dado que Lamelas tenía 'un profundo resentimiento' hacia su vecino y que buscaba causarle la muerte.
