Absuelto en Ourense de 49 incidencias en la prohibición de aproximarse a su exnovia

Las 49 incidencias notificadas por el Centro de Control Cometa (encargado de la monitorización de los dispositivos en casos de violencia de género) por la entrada de Jonatan D.F. en la zona de exclusión fija y móvil, ambas a 500 metros y fijada por el juzgado para proteger a su expareja, no son delictivas, tal como ha determinado la magistrada del Juzgado Penal 2. Los accesos a zonas de exclusión fija (domicilio y lugar de trabajo de la víctima) fueron de escasa duración “de modo -dice la jueza- que no ha podido acreditarse la intención por parte del acusado de vulnerar lo dispuesto en la resolución judicial en virtud de la cual se le instaló el dispositivo” (pulsera telemática). Se formuló acusación por 15, y 13 de ellas no duraron más de 3 minutos. En cuanto a las entradas en zonas de exclusión móvil, tampoco, según la sentencia notificada ayer, “ha podido probarse la voluntad del acusado de vulnerar los mandatos judiciales”. Y ello, porque, según razona la ponente, en unos casos el acusado no llegó a tener conocimiento de la incidencia porque no se contactó con él y, en los supuestos que sí se hizo, “abandonó la zona de exclusión en un tiempo razonable”. Hasta hubo veces en que la proximidad entre el inculpado y la exnovia se debió a que ambos se encontraban en el juzgado, un argumento que en el juicio había destacado la abogada María Álvarez, de Estrado Abogados. Jonatan fue denunciado en varias ocasiones por la que fue su pareja durante dos años tanto por malos tratos como quebrantamiento de medidas cautelares. Además, en la relación de incidencias por las que la Fiscalía acusó incluso aparecen dos que ya fueron juzgadas en otro procedimiento. La togada lanza un dardo al juzgado de instrucción y a las acusaciones, ya que “no toda incidencia que arroje un dispositivo telemático de control debe generar de manera automática una acusación por delito de quebrantamiento sin el más mínimo filtro dirigido a descartar aquellas incidencias en las que no puede en modo alguno considerarse que pudiera haber intención de quebrantar un mandato judicial”. En las entradas en zonas de exclusión móvil, el inculpado desconoce cuál es la ubicación de la víctima. El dispositivo de control telemático no le suena a él y Cometa le avisa tras hablar primeramente con la víctima. Así, la jueza asegura que “no debería existir nunca una acusación por la entrada en zona de exclusión móvil sin verificar que previamente se llega a contactar con el portador del dispositivo y, en caso positivo, sin comprobar también cuánto tarda en cumplir con las indicaciones”. En este caso, además, la togada recuerda que durante la instrucción a través de un informe complementario quedaron justificados algunos de los avisos. Las acusaciones indiscriminadas y en masa, sin filtro previo antes de llegar a juicio, causan -añade el fallo- “indefensión al acusado” a la hora de articular prueba de descargo y “dificultan sobremanera la labor de las acusaciones”. No en vano, en la vista oral prácticamente solo se centraron en una, un encuentro fortuito en Bande el 6 de noviembre de 2020 y que duró 3 minutos y 16 segundos, en la que hubo contacto visual entre inculpado y denunciante. Esta última se había bajado del coche para ir a un cajero. Ambos se dirigían a Muíños y Jonatan posteriormente acudió al cuartel de la Guardia Civil para comunicar que se encontró con su exnovia cuando pesaba una prohibición. En ese momento, ella iba los fines de semana y, recuerda la jueza, él no tenían aún prohibido acercarser a Muíños, ya que esta localidad se incluyó más tarde. “No puede basarse la condena por quebrantamiento en la consideración de que debía de representarse como altamente probable que ella iba a acudir”, destaca. El pronunciamiento judicial destaca que lo relevante para determinar si hubo delito en esa incidencia es “la duración” y “el comportamiento del acusado al saber que está cerca”.