Julia Hidalgo: "El Casco Histórico de Ourense se comporta como una isla de calor"

La investigadora y física atmosférica, Julia Hidalgo.
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Julia Hidalgo es física de la Atmósfera, especializada en climatología urbana, y habla sobre cómo de adaptada está la ciudad de Ourense

Julia Hidalgo (Ourense, 1979) es directora de investigación en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS, por sus siglas en francés). Estudió Física de la Atmósfera en Ourense y es doctora en Climatología Urbana. Actualmente, trabaja adaptando las ciudades francesas al calor y ayuda a trazar planes a través de la política urbana.

¿Con qué estrategias trabaja en Francia para adaptarse al cambio climático?

La primera es la vegetación. Las plantas generan vapotranspiración, enfrían el ambiente cuando respiran y, además, producen sombra. Otra estrategia es la presencia de agua. Y luego, todo lo que tiene que ver con producir sombra: toldos, pérgolas, protección solar de los edificios… Hay que asegurar el confort térmico exterior y también en el interior de los edificios. 

¿Y en el espacio público?

Podemos pensar los barrios para que capten la luminosidad y que en ciertas horas haya sombra. Se puede trabajar con dispositivos de sombra, con el color de los materiales para reflejar el sol. Eso no quiere decir que lo ideal sea pintar todo de blanco, porque crea incomodidad al peatón durante el día. Hay que preocuparse también del confort del habitante durante la noche. 

¿Qué medidas se están tomando en Europa que se puedan implantar aquí?

Lo que se está haciendo en Francia es fomentar muchísimo otro tipo de movilidad, alternativa al coche. Se intenta limitar la impermeabilización, la pavimentación de las ciudades. Es decir, que las ciudades más grandes ya no pueden extenderse más. Los párquines tienen que vegetalizarse. Ourense tiene una localización muy particular, ya que está en forma de cubeta. Quizás falta mapeo climático, que aquí se trabaja mucho, para saber qué zonas de la ciudad necesitan más atención o cuáles pueden generar un problema a nivel urbanístico por las temperaturas que alcanzan. 

¿En qué consiste el mapeo climático?

Consiste en producir datos climáticos suficientes para hacer mapas y trabajar con los equipos de urbanismo para traducir esa información y que sea útil para la ciudad, para trazar los mapas de urbanismo y tenerlos en cuenta en el plan. A partir de esos mapas ya se puede reflexionar sobre qué medidas de adaptación son las mejores para la zona. 

Aquí, en Ourense, el plan de urbanismo es de 1986. 

Esto es un problema político bastante importante. Al final se necesita que haya un acuerdo y organizar la vida de la ciudad, si esto falla no se están haciendo las acciones urgentes que se necesitan. De forma desorganizada no vamos a poder adaptarnos. 

¿Con qué método se trazan estos mapas?

Cada vez se emplean más los satélites, pero en realidad es un error metodológico. Cuando hablamos de isla de calor hablamos de temperatura del aire. En el estrés térmico indicamos la temperatura del aire, el viento, la falta de humedad… para intentar llegar a lo que siente el cuerpo. Esto se mide con torres y sensores meteorológicos y con modelos de simulación micro climática. Dan soluciones para resolver las manzanas de cada barrio. Es mucho más fácil acceder a datos de satélite, pero ven los tejados y un poco de la calle y nosotros no vivimos a nivel de los tejados. La información se da sobre la superficie, que depende de los materiales y el color. Ahora que tenemos la capacidad de hacer simulaciones, es un combate que tenemos para ser exactos.

¿Qué problemática tiene Ourense?

En el centro de Ourense, el casco histórico durante el día es una isla fresca, pero por la noche se transforma en una isla de calor. Una misma zona de la ciudad se puede comportar de formas diferentes durante el día y la noche. 

¿Qué es una isla de calor?

Es un fenómeno que se produce, sobre todo, durante la noche. Es una diferencia de temperatura positiva entre la ciudad y el campo que la rodea. Es decir, que haga más calor en la ciudad a una hora determinada, durante la noche, que en el campo. Eso no quiere decir que no haya altas temperaturas en la urbe durante el día, pero es un fenómeno nocturno. Lo empleamos como medida técnica y permite saber si la gente se podrá refrescar durante la noche; durante el día hablamos de estrés térmico. La temperatura del aire, viento, humedad… son variables que se acercan mucho más a lo que podemos medir y que se utilizan también para realizar estudios epidemiológicos. Otro de los factores que afectan a la isla de calor es la contaminación térmica, como la climatización, generada por la actividad humana. 

¿Por qué se produce?

Sobre todo por una eliminación de la cobertura vegetal. Tanto arbolada, arbustiva como suelo vegetal. Hay un balance de energía diferente. Durante el día en la zona rural la energía solar es utilizada para la fotosíntesis de la vegetación, mientras que en la zona urbana esa energía se acumula en los materiales y se libera durante la noche. Mientras el suelo del campo por la noche se enfría, en la zona urbana se calienta. 

Antes hablaba de la climatización, ¿por qué afecta al calor?

La climatización es una mala adaptación tecnológica que nos saca del apuro en el momento, pero crea problemas. Calienta el aire exterior y crea injusticia social, porque el que se pueda permitir pagar aire acondicionado está fresco y el que no, no respira. Hay que intentar promover sistemas de ventilación pasiva y de ventiladores de toda la vida, que no calientan el aire del exterior. Hay sistemas que pueden recuperar el calor, pero todavía no están muy extendidos. 

¿Qué es un sistema de ventilación pasiva?

Por ejemplo, favorecer que los pisos tengan dos orientaciones para poder abrir las ventanas en dos direcciones y ventilar así los edificios. Durante muchos años hubo edificios que se diseñaron sin que las ventanas pudieran abrirse. 

Si se plantan árboles nuevos, quizás haya menos aparcamiento, ¿cuál sería la solución?

Desarrollar el transporte público, que le falta bastante a Ourense. El coche es un problema. Cuanto más quites el coche, menos plazas necesitas en la ciudad. Para ello tiene que haber aceptación pública. Hay que actuar según los ciudadanos exijan, pero si no queremos asarnos, también tenemos que ser responsables.

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