Casian C. fue absuelto de un delito de estafa porque, pese a que la acusación particular aportó un vídeo en el que reconocía el delito, “en un procedimiento penal la prueba de confesión sólo es válida si esta se produce en un juicio oral”.
Los hechos ocurrieron en enero de 2020. Según denunció la víctima, personas desconocidas efectuaron cinco reintegros en cajeros de la entidad BBVA por un importe de 300 euros cada uno (1.500 euros en total). El denunciante, en un primer momento, afirmó que esa misma madrugada él mismo había sacado dinero, pero días más tarde rectificó y afirmó que se encontraba en un pub y que cuando, a las seis de la mañana fue a pagar un hotel, se dio cuenta de que ya no tenía la tarjeta en la cartera, y que esa noche habían estado realizado varios pagos. La acusación particular aportó unas grabaciones en las que se escuchaba a los presuntos estafadores reconociendo los hechos.
